EL PECADO DE TOMÁS

61 0 0
                                    



Me devora el miedo que sembraste en mi interior,
quebraste mi cuerpo, mi mente no resistió
nada será igual, nada será igual.
El paso del tiempo está herida no curó,
aún te oigo y siento que ésta historia no acabo.

Venganza - Warcry

Si, es una realidad, todos vamos a morir, la única diferencia entre tú y yo es que seré quien decida como, dónde y cuándo morirás, no te preocupes quizá ahora no me recuerdes pero después de que escuches mi historia, recordarás.

Te preguntarás ¿Como demonios fue que éste escuálido jovenzuelo de veintidós años pudo noquearme y atarme? La respuesta es simple, eres un idiota.

Hace algunos años, diez y siete para ser exacto, a éste orfanato llegó un niño pequeño, cuyos padres habían sido asesinados en forma brutal. Mientras toda la familia dormía, un grupo de asaltantes entró a la casa pero al no encontrar nada de valor, decidieron revisar las habitaciones, allí encontraron al pequeño, mientras que en la otra habitación los padres dormían con placidez. Tomaron al pequeño y lo arrastraron entre llantos al cuarto de sus padres, el padre alarmado, trató de llamar a la policía, pero uno de los asaltantes le disparó en la pierna, la madre del niño era una mujer hermosa, de cabello rubio y ojos azules, rasgos finos y cuerpo perfecto, era inevitable lo que ocurrió después, aquellos hombres, sí es que se les puede llamar de ésta forma, violaron a la mujer mientras que obligaron al padre y al pequeño a observarlo todo.

El padre trató de defenderla en forma inútil y los asaltantes le propinaron tal golpiza que murió veinte minutos después en una terrible agonía, mientras que el pequeño se quedó allí viendo todo.

Lo que sucedió después es fácil de deducir, los servicios de rescate llegaron tarde y trajeron al niño a éste orfanato, el niño quedo en Estado de Shock y durante bastante tiempo, no pronuncio palabra alguna, lo cual le trajo problemas en el orfanato pues entre los chiquillos que allí vivían le llamaban, mudo, estúpido o cosas por el estilo, lo peor es que siempre lo culparon de todo lo malo que allí ocurría.

Habría sido fácil que aquel niño débil y tierno fuese adoptado pero el defecto del trauma terminó con aquellas frágiles esperanzas.

No hace falta mencionar todas las veces que aquel niño sufrió abusos, golpes, regaños y lo peor de todo: justo cuando cumplió el primer año en el orfanato el Padre Tomás, sacerdote admirado y reputado por toda la comunidad, se acercó a él con un "obsequio de aniversario" ¡Vaya que aquel niño era confiado!

-Haz pasado un año difícil pero no te preocupes, las cosas van a mejorar- dijo el padre y el niño le creyó, aquella tarde el sacerdote lo llevó a caminar por el parque, después le compró un helado e incluso lo llevó al cine. Seis meses le tomó al sacerdote ganarse la confianza de aquella criatura inocente, ¿Quién diría que aquel hombre amable, de buenos modales y temeroso de la ley de Dios, fuese en realidad un hijo de puta pedófilo?

El día en que el niño cumplió siete años de edad, el padre Tomás le condujo hasta su oficina en donde una niña de aproximados seis años esperaba ansiosa, tomó una cámara de video y les obligó a quitarse la ropa, según él decía que era la manera de exorcizar los demonios internos. Discúlpeme pero no entraré en detalles, sólo diré que aquella noche el crucifijo de la oficina sacerdotal adquirió otro significado para el niño.

Aquellas visitas paulatinas del padre Tomás, se hicieron cada vez más frecuentes y menos amables, aquel circo duro cuatro angustiosos años...

-Edgar, te recuerdo, tú eres Edgar- interrumpió el hombre de mediana edad al joven que había comenzado a montar una cámara de video en un tripíe al frente.

Vaya, volvió a su memoria mi nombre, eso es un avance... como iba diciendo:

Cuando cumplió once años escapó de aquel infierno y los malos tratos del padre Tomás, creyó que estaría mejor en cualquier lugar pero el destino se encargó de que no fuera así, vivió en las calles por algún tiempo hasta que un hombre llamado Diego le recogió, en realidad él era un buen tipo, inteligente, fuerte, noble y sobre todo honrado, tenía un gimnasio de boxeo donde varios niños entrenaban con constancia, pero no sólo los entrenaba de manera física, además les daba clases de todo tipo, matemáticas, historia, filosofía, música, arte, en fin, los niños limpiaban el gimnasio y se encargaban del comedor comunitario que Diego tenía, pues al igual que a al niño, él los había sacado de las calles y esa era su forma de pagar hospedaje, comida y conocimiento.

Aprovechó todo lo que su mentor le enseñó, fue el mejor en todo, desde el entrenamiento físico, hasta las aburridas clases, se habría quedado allí de no ser por un pequeño detalle, Diego murió...

¿Qué como murió? Yo lo maté, no es que haya sido un malagradecido, de hecho le tenía bastante cariño y respeto pero una tarde al preguntarle porque hacia todo eso, me relató que cuando era joven su hermano mayor lo involucró en un crimen y mientras más me contaba, más evidente era para el niño que habían sido él y su hermano quienes le habían quitado todo. Pero no se preocupe, no sufrió mucho.

Una noche mientras dormía, entró a su habitación con un cuchillo en la mano y sin hacer ni un ruido llegó hasta su cama, se posó tras la cabecera y observó a Diego dormir por tiempo de una hora, al final cortó su garganta y éste abrió los ojos de par en par, aquello fue un verdadero desastre, la sangre salió a chorros por la herida y lo manchó todo de color carmín. Al contemplar a ese hombre desangrarse fue inevitable para el niño esbozar una sonrisa pero se sintió decepcionado al ver aquel desastre.

Con el tiempo perfeccionó sus habilidades, descubrió que al atar con fuerza las coyunturas de un sujeto, éste derrama menos sangre y tarda más en morir, también descubrió que al cortar ciertas partes del cuerpo, el dolor que se experimenta es incomparable, pero descuidé todo lo que aprendió fue con violadores, asesinos y ladrones, creo y debo decirlo con orgullo, vivo en el barrio más seguro del mundo pues todos temen hacer algo incorrecto o inmoral.

Pero durante todos esos años había algo en mí que no podía acabar, aún hoy me devora el miedo de que Tomás, el Padre Tomás... tú, sembraste en mi interior, quebraste mi cuerpo, aún te escucho y siento que ésta historia no terminó.

Sabes bien que tú furia y lascivia provocó en mí el terror, a veces despierto empapado en sudor pensando que llegarás por la noche con aquel crucifijo y dirás: "Edgar, es hora de exorcizar tus demonios"; no importa lo que haga, no importa lo que avance, aún sigo temiendo que algún día me encuentres, nunca lo pude olvidar Tomás, nunca...

Pero ahora estás frente a mí, ahora puedo ver ese miedo en tú mirar, ese mismo miedo que yo tenía cada vez que abrías la puerta, por fin temes lo que yo temí, temes lo que pasará ahora. Al fin, cuando salga de aquí, volveré a ser uno más en el mundo, por fin yo seré libre, nada me asustará, pero tú Tomás, tú, nunca olvidaras lo que suceda ésta noche, jamás...

A la mañana siguiente nadie dijo que vio salir a un joven hombre de la iglesia de San Antonio de Padua llevando consigo una cámara video, una mochila y en el cuello llevaba un collar formado extrañas por piezas similares a dientes. Esa tarde leí en todos los periódicos que el Padre Tomás de la Iglesia de San Antonio de Padua fue encontrado en Estado de Shock, con la mirada perdida y balbuceando cosas sin sentido, según el reporte policial al sacerdote se le amputaron los órganos sexuales, así como también se le retiraron varios dientes, todo esto estando consiente, según dicen, la persona que lo hizo utilizo alguna droga para mantenerlo de esta forma.

Sonrió ante la idea de que Tomás no volverá a hacer daño a nadie pero aún hay cosas que debe hacer, según tiene entendido, la pederastia en gente del clero ya fue absuelta pero no por él...

Cuentos Cortos para Niños GrandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora