UN ENCUENTRO CASUAL

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En los espacios y los cielos a la orilla de tus senos
colgado como cuadro en las paredes de tu vientre
vagando en tus rodillas, creciendo por tus labios,
llegar al cenit pasional y estallar el universo
en sangre y energía, soy el cenit pasional.

Cenit – La Castañeda

Supongo que la mejor manera de comenzar éste relato es contando como la conocí.

Hace algunos años, mientras caminaba por las calles de la ciudad "algo" llamó mi atención en un pequeño establecimiento comercial, el lugar era atendido por una hermosa joven de ojos color miel y cuerpo perfecto, sonrisa amable y voz melódica, cabello castaño claro que caía en una "cola de caballo" a los hombros.

No hace falta decir que quedé por completo fascinado, con el paso del tiempo Angélica y yo, nos hicimos buenos amigos, tanto que llegamos a compartir algunas historias de cama, aunque dejé de frecuentarla por algún tiempo debido a mis actividades académicas, varios años más tarde, mientras regresaba de un duro día de trabajo, la bocina de un auto me llamó la atención y al mirar con detenimiento al conductor, noté con sorpresa que se trataba de ella quien con un gesto me indicó que abordara en aquel vehículo y sin pensarlo dos veces me acomodé en el asiento del copiloto.

Durante el trayecto a mi departamento, Angélica me contó que hacía poco más de dos años había contraído nupcias con el hijo del dueño de aquel local en donde la había conocido hacía varios años, aquel encuentro concluyó con el intercambio de números telefónicos y un simple "Estamos en contacto".

Aquel encuentro provocó en mí el resurgir de antiguas pasiones que creía extintas y la idea de saber que ella pasaba las noches acostándose con otro hombre me hacía desearla aún más, pasaron varios días antes de que me decidiera a llamarla con la excusa de tomar un café y revivir viejos tiempos, a lo cual ella aceptó, al final quedamos de vernos en un café cercano al aeropuerto.

Aquel día salí temprano de la oficina con pretexto de una fuerte infección estomacal, me dirigí a mi departamento, duché y preparé el terreno con la esperanza de que aquella noche mi compañía fuera más allá de una simple botella de wiski.

...

Esa tarde acudí a tan ansiada cita, me senté en una de las mesas de aquel lugar y esperé a que ella hiciera su aparición, quince minutos más tarde Angélica atravesó por la puerta vestida con una minifalda roja, la cual dejaba ver un hermoso par de pantorrillas torneadas, una escotada blusa blanca y el cabello, lo traía suelto. Al mirarla me levanté de la silla y haciendo alarde de mis mejores modales, le ofrecí asiento.

-Que "caballeroso" te has vuelto- dijo ella mientras que yo hacía señales a un mesero.

-Dígame señor ¿Qué puedo ofrecerles?- preguntó el mesero una vez que se acercó a la mesa.

-Tráigame un Café Americano por favor- respondí en tono amable.

-¿Y para la señorita?-

-Para mí, una Margarita por favor- respondió Angélica, al notar esto sonreí y cambié mi orden por un Wiski en las Rocas.

-Y dime, como te ha ido, la última vez que platicamos no me contaste nada de ti- expresó ella una vez que el mesero se hubo retirado.

-Bueno, pues en realidad no hay mucho que decir, estuve saliendo un par de años con una persona pero eso no terminó bien- respondí serenamente.

-¿Qué pasó?-

-Pues tuvimos diferencias de opinión, ella consideraba que debíamos casarnos y yo qué teníamos que conocer a otras personas-

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