capítulo 22

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Narradora

los ojos de Marco se oscurecieron, sus parpados pesaban  y empezaba a ver puntos de colores en el oscuro cielo nocturno, la oscuridad le estaba nublando la mente y escucho un murmullo, como si el viento lo estuviera murmurando, pero parecía que las hojas de los arboles lo amortiguaban 

- no te duermas, - decía el murmullo, que se convirtió en susurro, la voz le parecía familiar, pero hacia tanto que no la escuchaba que era difícil reconocerla - por favor Marco, no te duermas -

- ¿Star? - murmuro con voz débil el castaño, pero no tanto como el susurro de la rubia, era la voz de su mejor amiga, la de antes, no la de ahora, que actuaba con indiferencia, que respondía con sarcasmo y miraba a todos como si fueran una molesta piedra en el zapato, la leve voz de su amiga le rogaba que abandonara el bosque y regresara a la cabaña, sus pasos se volvieron torpes y siguió el consejo de su supuesta alucinación

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Tom

mi mente estaba nublada, mis pasos estaban mas torpes que antes, mi consciencia estaba volviendo a mi cuerpo poco a poco, mire a mi alrededor encontrándome con la parte que aun no recorríamos del  bosque, no tenia ánimos de regresar a la cabaña y encontrarme con los ojos destrozados de Marco, me levante con sobre esfuerzo,mi cuerpo no respondía muy bien y el dolor de cabeza que tenia era demasiado grande

camine con pesar adentrándome mas de lo que estaba en el bosque, una gran edificación me alerto, el rugido de Cerberos elimino cualquier rastro de alcohol en mi sistema, creo que encontré el escondite de Leila, Cerberos salio de entre los arboles, mostrando sus dientes, molesto, cada que podía me defendía mientras trataba de perderle en el bosque, mis pies dejaban una marca de fuego al contacto con la grama, que se apagaba con las pisadas del gran perro de tres de cabezas que me perseguía con furia 

un silbido corto el aire haciendo que Cerberos se quedara congela, me gruño y trato de acercarse mas a mi para atacarme, otro silbido se escucho, Cerberos se agacho con las orejas pegadas al cráneo y la cola entre las patas, para que un vértice se abriera debajo de el y desapareciera, como siempre hacia cuando se escuchaba eso 

temblando y recordando mi vida, regrese a la cabaña, Laila me interrogo cuando regrese, no podía decir gran cosa, mi mente estaba en otro lado, pasando recuerdos dolorosos que ni siquiera eran míos, llenos de sangre y gritos de agonía, peores de los que estaba acostumbrando a escuchar en mi dimensión, me sostuve la cabeza gritando

- ¡AYUDAAAA! - gritaban las voces, sollozando sin control, rogando piedad, una risa que me heló la sangre se escucho y todo se torno negro, justo cuando se escuchaba la puerta ser abierta 

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Tristes verdades (- Tomco- ) _libro 2_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora