Ella está vacía.
Ella está cansada.
Cansada de intentar dar la talla.
Cansada de ponerse su máscara
de felicidad.
Cansada de fingir.
Ella ríe, mucho.
Su risa es horrible,
estridente.
Pero ama reír así,
con un punto psicópata.
Ella está llena de tristeza.
Hasta el cuello de tristeza.
Todos la terminan abandonando
u olvidando,
con el tiempo.
Ella camina entre la gente,
con sus rostro escondido,
cantando la letra de alguna
canción triste,
pensando en versos,
sangrando tinta.
Ella es la chica sin nombre,
la chica rara,
la chica fea.
Ella se siente triste,
sola
y vacía.
Ella escribe
como forma de escaparse
de su mundo.
Como forma de escaparse
de ser ella.
Ella usa un seudónimo
para,
por un rato,
dejar de ser ella
y ser
quien quiere ser.
La chica sin nombre
que sí tiene nombre.
¿Lo adivináis?
Adiós, de La chica sin nombre.