Capítulo 18

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  • Dedicado a Gustavo Sanchez
                                    

Había pasado exactamente una semana después de eso. Me sentía con muchas fuerzas, hoy tenía que ir con el doctor. Como sea, iría y enfrentaría todo. James, me acompañaría, él para mí era lo fundamental. Entramos, estaba preparada. James me tomó la mano, nos sentamos y escuchamos al doctor. Luego de 45 minutos ahí dentro, salimos aún tomados de la mano. Íbamos caminando al auto, me detuve y lo abracé.

- Quiero estar siempre contigo, no me dejes.

- Nunca lo haré.

Me aferré a él, en ese minuto comencé a sentir el miedo recorrer mi cuerpo, pero el amor era más fuerte, lo sabía. Seguimos el camino, llegamos a mi casa, nos bajamos, y nos sentamos en el sillón. Nos quedamos ahí por horas, mirando la televisión. El doctor había sido claro, no puedo sufrir cosas sentimentales, tengo que estar tranquila, no puedo pasar estrés, en el fondo, no puedo hacer casi nada. Comencé a tocarme las manos, el pelo, la cara y hablé.

- ¿Qué pasa si me muero?

- Emma, no hables estupideces- dijo James.

- Pero, dime ¿que pasaría?

- No, no creo que sea conveniente hablar de eso ahora.

- Bue...

Tenía las esperanzas de que podía vivir, pero podía morir. El doctor había sido claro, existe el 10% en que pueda salvarme. ¿Cómo pasó esto tan rápido? Es como si el día de ayer hubiera conocido a James y ahora, estoy entre la vida y la muerte, es curioso en realidad. No les mentiría, tenía miedo. Desde ahora en adelante sabía que tenía que disfrutar cada momento de mi vida, cada momento con James, cada momento con todo. Sería difícil, pero tengo que hacerlo. Tendría que comenzar una nueva vida ahora, comenzar a hacer cosas diferentes, por que no iba a permitir que esta enfermedad se apoderara de mi, era fuerte, eso creo. Me levanté, le dije a James que quería salir a dar un paseo y eso fue lo que hicimos, en su auto. Íbamos en camino cuando le dije, detente acá, James quedo sorprendido. ¿por qué pararíamos en ese lugar? la respuesta estaba allí dentro. Me bajé, temerosa, entramos... y todo comenzó ahí.

Ancianos, eso era. Al ver sus frágiles cuerpos, sus decadentes ojos, me sentí más cerca de la muerte. James, me dijo "No lo hagas, si tú no quieres" pero tenía que hacerlo, tenía que estar ahí. Ya sé que es torpe que valla a un hogar de ancianos, pero sentí muy dentro de mi corazón, que este es el primer paso para ser fuerte. Rápidamente, hablé con la enfermera a cargo, quería conocer a los abuelos. Comenzamos a caminar por los pasillos lentamente mientras me explicaban todo detalladamente. De pronto, me detuve, vi a un abuelo sentado solitariamente en un rincón y fui a hablar con él.

- Hola señor.

Él no me habló. La enfermera me dijo que era tímido, que él nunca hablaba. Le dejé un paquete encima de sus piernas, ya que estaba en silla de ruedas y le dije "Hasta luego". Ya era hora de irme, nos fuimos a mi casa, James me dejó ahí, me besó, y subí a mi habitación.

"Querido diario, ese señor, tiene algo que enseñarme".

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2014 ⏰

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