2.-Dependiente.

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Algo ocurrió.

Lo que nunca imagine que ocurriría.

La llegada de la familia Bakugou... Mitsuki-san y Kacchan habían llegado.

"El tiempo de la verdad había llegado"

†★†

Pov Ahri:

—¿Qué me ves?,— por fin decidió dirigirle la palabra tras ver que el peliverde no le dejaba de mirar—¿Tengo algo en la cara?—preguntó el rubio mirándolo fijamente, no sabía el porque lo veía sorprendido, pero le daba igual, siempre sería lo mismo, indiferencia. En cambio el menor no podía disimular el que estaba nervioso y rojo de pies a cabeza, eso nunca cambiaría del peliverde, o al menos eso pensó.

—¡N-Nada Kacchan! — negó tan sospechoso como si dijera a gritos que lo golpearan.

El estaba entrando por la puerta de la sala, con aquella ropa casual puesta, el cabello que se veía recién secado, con esa mirada ojirubí que le hacia estremecer.

"Maldición, tranquilizate Midoriya, sólo es... Kacchan" trataba de convencerse a si mismo mientras apretaba fuertemente su brazo, ahora su animo estaba en los suelos.

—¡Oh!, ¡Izu-kun!—le habló la rubia que hasta apenas lo había visto bien—¡Te ves muy guapo!— pronunció con sorpresa.

No mienta... Yo...

—¡N-No diga eso, Mitsuki-san!— negaba avergonzado.

—¡Y sigues siendo igual de tierno!, ¿No lo crees hijo idiota?— empujó con su codo el brazo de su hijo, ella parecía saber los sentimientos de Izuku pero no quería entrometerse demasiado en sus problemas, sabía que le dolería la verdad.

A pesar de que el menor ya la conocía.

—Tch—volteó su cabeza a un lado, estaba enojado por la pregunta de su madre, el nunca creyó que ese maldito nerd era tierno o guapo, al contrario, lo encontró desagradable por su forma de ser, débil y sin espíritu.

Él esperaba algo más de Izuku.

Con la mirada gacha, el peliverde sonrió débilmente mientras volteaba para volver a su habitación, no soportaría tanto tiempo el estar junto a esa persona, no después de que el menor pensara que no era más que molestia para el rubio.
Pero nada le sale como quiere, su madre al verlo le llamó para que los cuatro pudieran comer.

Se bajo sin ganas, no quitándose de encima la mirada preocupada de Mitsuki, a la cuál le daba lástima la situación que estaba pasando, ya que sufrió algo similar... Con Inko, un amor que nunca se dio.

Ya que ella no sentía lo mismo.

El ciclo se estaba repitiendo, sólo que esta vez fue al revés.

—Yo... — decidió hablar Izuku llamando la atención de los presentes— Quiero informarles algo— no estaba seguro de decirlo o no, pero tan siquiera lo intentaría. Mitsuki lo vio sorprendida, no creía que de verdad lo haría.

—Izu-kun...— se detuvo al comer su ramen.

—¿Qué quieres Deku?—preguntó el rubio mirándolo fijamente con una leve molestia y singular ceño fruncido.

Esta vez, si quería decirlo y no dejarlo a medias, como hacía años atrás.

—¡Y-Yo...— alzó la voz momentáneamente, cerró los ojos y el rubor se apoderó.

Por Su FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora