3.-Preocupación.

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¿Midoriya..?– lo agarró del brazo para que dejase de correr, este se volteó y sonrió de oreja a oreja desconcertando al mayor.

Justo a tiempo.

El peliverde se había desmayado.

*~*

Pasó mucho tiempo en lo que despertó, pero al parecer, ya no recordaba siquiera qué había sucedido.

Se sentó con pesadez en el cuerpo mientras veía todo su alrededor, su vista fue cegada por unos instantes por el exceso de luz que había en el cuarto, absolutamente blanco.

La luz del sol entraba por la ventana hasta pegar con la cortina que se encontraba frente la cama del pecoso, la luz que causaba era tan fuerte que lastimaba a simple vista los ojos de las personas que lo vieran.

—¿Dónde...?— se preguntó al voltear al frente y no poder distinguir su alrededor mientras se tallaba los ojos.

—Hmm...— una respiración se escuchó en el cuarto asustando al menor.

—¿Q-Quién está ahí?— preguntó temeroso de la respuesta hasta que algo comenzó a moverse cerca de sus pies.

Ah, que idiota y despistado puede ser.

—¿Midoriya...?, ¿Ya...— parecía adormilado— Despertaste?.

No se había fijado completamente al panorama, sólo miraba arriba y al frente, no se había percatado que alguien estaba a un costado de el.

Un singular cabello de dos colores.

—¿Todoroki-kun...?— se pregunto.

Se quedo quieto unos segundos en lo que el mayor respondía o tan siquiera se reincorporaba para contestarle.

—Ahh...—se levantó totalmente tallando sus ojos para después limpiar la saliva que se escurría por la comisura de sus labios— ¿Cómo estás?— lo miró con preocupación una vez ya abrió bien sus ojos adormilados.

La luz cada vez iluminaba más la cabellera del mayor, remarcando el extraño color de su cabello tornándolo como un plateado por el brillo y un carmín parecido al amanecer.

Por un momento, sólo por un momento miró tal escena frente a el sorprendido. Nunca llegó a imaginar que algo tan simple fuera fabuloso.

—Todoroki-kun... ¿Dónde estoy?— preguntó mientras veía divertido las acciones del bicolor aguantándose las ganas de reír.

Pues se le había hecho tierno en parte.

—Te desmayaste cuando andabas corriendo, te encontré en la ciudad Fukumen en la mañana.

El menor se sorprendió por sus palabras e inmediatamente buscó su celular.

— Después te traje aquí, a uno de los hospitales especiales de mi viejo.

—¿En la mañana...?, ¿Pues qué hora es?— preguntó aún confundido, encontrando al mismo tiempo su celular, cuando prendió su pantalla fue cuando el mayor le contestó.

—Hoy faltamos a la escuela, son las 4:00pm, estuviste inconsciente cerca de 10 horas.

—¡¿Eh?!, ¡¿Y Por qué no fuiste a la escuela, Todoroki-kun?!.

Se mostraba exaltado, nunca le gustó involucrar a segundas personas en sus problemas, aunque estuviera agradecido se seguía sintiendo mal por hacer faltar a su amigo, a su gran amigo.

—Como no mostrabas indicios de despertar esperé aquí a tu lado. No confío mucho en los doctores de mi viejo.

Se quedó pasmado por un momento, no creía lo que estaba escuchando.

¿De verdad se preocupó por el a tal grado?.

No, era imposible ya que nadie fuera de su madre lo cuidaba tan bien, nunca le habían mostrado esa amabilidad antes. Definitivamente algo nuevo en la vida de Izuku.

—No debiste... Por mi culpa tu...

—No importa, con que Midoriya esté bien, ya nada importa— le dedicó una sonrisa sincera, desconcertando aún más al peliverde.

Esas palabras fueron como un rayo atravesando su cuerpo.

—T-Todoroki-kun... N-No debes decir eso, se puede malinterpretar— con nerviosismo y el rostro sonrojado comenzó a desaprobar la conducta del bicolor— S-Solo debes decirlo con la persona que...— ahí fue cuando recordó lo que había sucedido— te gusta...— susurró. Ahora ya lo sabía, sabía el por qué se había puesto tan mal y el por qué se desmayo.

Ya lo recordaba.

Sus ojos comenzaron a cristalizar y estaban a punto de comenzar a llorar pero afortunadamente, alguien había entrado a la habitación.

—Disculpen las molestias, pero Señor Todoroki, su padre le llama— una enfermera de cabello largo negro, tez blanca, ojos grises y vestida de blanco con un pantalón verde claro le llamó. Junto con un hombre mal encarado y rechoncho que lo veía desaprobatoriamente.

—No iré— respondió frío y esperando que no volvieran a insistir. Ahora le importaba más la salud de Izuku que su propia familia.

O tal vez no.

—Es algo referente con su hermana, la señorita Fuyumi— tomo su tabla de datos y comenzó a escribir.

—Tch— chasqueo la lengua aceptando de mala gana.

El hombre rechoncho sólo lo veía, examinando cada acción que hacia el menor pero lo que más les desconcertó, tanto a la enfermera como al señor, fue el ver su sonrisa.

Se levantó de su asiento, miró por última vez al peliverde que al parecer se había calmado, antes de irse se acercó a él y le dedicó una sonrisa amable, tocando su cabeza suavemente mientras que con un tono suave pronunció.

—Todo estará bien, todo... Ya pasará.

—Entonces  por favor siga al Señor Lore— el bicolor asintió y se marchó de la habitación detrás de este.

Desconcertando al pecoso aún más de lo que ya.

Por alguna extraña razón, sus palabras lograron tranquilizarlo un poco. Cuando ambos ya no se veían, Izuku  lentamente posó su mano sobre la zona que Shouto tocó y con una sonrisa pronunció.

—"Todo estará bien..." Eh...

Se levantó de la cama dispuesto a irse, pero la enfermera lo detuvo.

—Tome una ducha antes, el Señor Todoroki vendrá pronto y se preocupará si usted se va— le habló.

—S-Si... Tiene razón — asintió con leve rubor sobre sus mejillas, ella lo miró y sonrió al ver de que el menor ya estaba mejor.

Ella comprendía la razón, pues Todoroki le había explicado un poco la situación.

—Muy bien, lo dejo— fue lo que dijo antes de cerrar la puerta tras de ella y haber dejado la ropa del chico en sus manos.

Camino a lo largo del pasillo, deteniéndose en la vuelta del lado derecho para sonreír nuevamente mientras en su pecho presionaba con fuerza.

Que envidia... Midoriya Izuku.

"Tienes a el Señor Todoroki sólo para ti".

*★*

Por Su FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora