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Hacía muchísimo tiempo que Eunwoo y Moonbin no se divertían tanto. Ya que este último vivía en una ciudad diferente a la de su novio, se veían con poca frecuencia, así que no tenían la posibilidad de salir a fiestas de noche.

Bailaban entre la multitud con sus cuerpos muy pegados entre sí, mientras tomaban algún que otro trago de bebidas alcohólicas a su antojo. Tenían que aprovechar una de sus últimas noches antes de comenzar un nuevo ciclo lectivo en la universidad.

Gracias a sus manos entrelazadas podían transmitirse el uno al otro su energía, su emoción, su amor.

Con un simple contacto y una mirada en la tenue oscuridad podían decirse mil cosas, porque las palabras no lo eran todo. El amor podía sentirse en el ambiente, y eso lo sabían.

Ambos sabían que se encontraban justo en frente de la persona indicada, con quienes querían estar por el resto de sus vidas. Ambos muy caballerosos, amables, trabajadores y felices. Se complementaban a la perfección.

La canción del momento había terminado de resonar por los parlantes, comenzando a oírse un tema lento, para bailar abrazados.

Bin tomó al mayor de la cintura para comenzar a besarlo con delicadeza. Eunwoo se aferró a la espalda del más bajo para corresponderle. El calor subía por sus cuerpos.

—Volvamos, amor. —Pidió el pelinegro entre besos.

—Mmm... —Sonrió— ¿Tan apurado estás?

—Para qué decirte que no, si sí. —Rió.

El castaño asintió con diversión y tomó la mano de su novio para salir del enorme salón rumbo a su departamento.

Caminaban de forma apurada por la calle mientras se hacían cosquillas y repartían besos por sus rostros y cuellos. El alcohol había tomado control sobre ellos y los había excitado más que de costumbre.

Las calles estaban tranquilas y el clima algo gélido, por ende no mucha gente en la ciudad, proporcionándoles la libertad de bromear a su antojo sin ser el centro de atención de la ciudad.

Jugueteaban por todo el camino a casa, ya sólo estaban a una calle de llegar. Entrelazaron con fuerzas sus dedos antes de cruzar de acera, pero Moonbin se soltó del mayor.

A carcajadas corrió hacia el otro lado de la calle mientras le mandaba besos voladores al pelinegro. Este los recibía con cierta sonrisa en su rostro.

Pero todo pasó demasiado rápido.

Una muy potente luz blanca fue lo último que los ojos de Bin vieron, mientras que Eunwoo los abrió de par en par viendo la tragedia en primer plano, como si todo hubiera pasado en cámara lenta.

El corazón del más alto comenzó a latir con rapidez y su rostro palideció en menos de un segundo.

El inmenso vehículo, que iba a toda velocidad, siguió su camino como si nada hubiera ocurrido. En la siguiente esquina giró, provocando un estruendoso sonido de frenos y olor a goma quemada.

Eunwoo no tardó en reaccionar y corrió hacia su novio. Estaba inconsciente yaciendo en el sucio asfalto, y la escena no era la mejor.

Las palabras no salían de la boca del mayor, quien estaba arrodillado al lado de Bin con sus manos temblando sin control.

Miró hacia todos lados buscando desesperadamente ayuda.

—¿¡Está muerto!? —Fue el último grito, proveniente de una muchacha, que escuchó Eunwoo antes de caer desmayado al lado del cuerpo de su novio.

🌸🐈🌸

Con la respiración agitada, Eunwoo abrió sus ojos deseando que todo haya sido una pesadilla.

Claws || ASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora