Prologo

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La lluvia caía con espesor sobre el pavimento en una mañana fresca de agosto, se podía percibir con facilidad en el ambiente la densidad en el pasto, las gotas se deslizaban por las ventanas paulatinamente dejando rastros de figuras abstractas en ellas. El rechinar de la madera al caminar rebotaba por toda la casa haciendo un eco lejano, y a pesar de estar siendo discreto para llegar al baño a salvo era un intento nulo para no despertar al castaño. 

Despojándose de su ultima prenda entro al ofuro, aquel cuerpo blanco deslizándose hasta zambullirse por completo en el agua, sus cabellos negros flotaron por un momento hasta que se hundieron en el agua. Su cuerpo presentaba las consecuencias del Jet Lag después de horas de estar en un avión, lo mejor que podía hacer era estar en debajo del agua.


Al fondo se escuchaban los ecos llamando por su nombre, salió de golpe, chapoteando el piso y ahí se encontraba el castaño con la mano extendida hacia el.

-Haru, te enfermaras el agua esta fría ¿hace cuanto llevas ahí?.- era simplemente un ángel que mantenía esa gran sonrisa en su rostro la mayor parte del tiempo, los años no pasaban sobre el y a pesar de tener ya sus treinta años seguía viéndose como de veinte. El pelinegro le jalo para robarle un beso en los labios, suave y casto. Al castaño no tardaron en subirse los colores al rostro.- Haruuuu.

-Makoto.

-¿Si, Haru ?. Iba a replicar sobre el Chan como costumbre pero no hubo mención de ello, era extraño no escucharlo decir, de hecho llevaba meses sin mencionarlo.- Se que te molesta así que ya no lo digo más.

-No es como si me molestase ahora.

-Haru~chan!!

Revoloteo toda la tarde lleno de felicidad a su lado, le ayudo a preparar la comida, una pareja no tan sencilla, se habían casado meses atrás en Iwatobi. Una ceremonia entre sus familias y amigos. No podían pedir más que eso, entre los adornos que decoraban de los árboles, así como las luces que daban vida al lugar, todos habían pasado un grato momento y aquellos dos que no despegaban la mirada del uno al otro.

Un día donde habían jurado amor hasta el fin de sus días.


Haru siendo una estrella del deporte olímpico no podía mantenerse tanto tiempo fuera del espectáculo. Cada mes tenía que viajar fuera del país para entrevistas, competencias, o simplemente entrenamientos especiales. No todo el tiempo Makoto lo acompañaba, a veces iba con Rin y Sousuke. Pero no se comparaba con estar con su castaño, se encontraban en la terraza mirando los fuegos artificiales de verano.

-Haru ¿tienes más viajes?

-Dentro de dos meses, junto a Rin a Australia.

-Eso es asombroso, tienes una apretada agenda, yo solo tengo clases y eso me emociona.- siendo dueño de la tercera mejor escuela de natación para niños a nivel nacional en Japón y la 47 a nivel internacional tenía cierta demanda.-cada día tenemos más alumnos y me preocupa la estabilidad del lugar.

Pasaba la mayor parte del día en la escuela de natación, tuvo que agregar más horarios siendo tan solo 7 maestros aun se complicaba, agradecía que todos disfrutaban el trabajo, estaba considerando dejar que pasantes iniciaran sus prácticas. Tendría más personal, y así les daba una oportunidad  a los amantes de la natación.

-Makoto vamos a la cama.

Le tomó de la mano, llevándolo adentro de la casa, una forma sutil de pedir con ansias una noche a su lado. Compartiendo caricias, besos y una que otra palabra prohibida.

A tu lado todo es mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora