【❌ѕecreтѕ❌】➝ ѕтenny | PAUSADA

ʄօʊʀ

Ya por fin era sábado por la mañana, la semana pasó rápida a ojos del rubio inmortal. Aunque, esos últimos días había comenzado a tener sensaciones extrañas recorrer su cuerpo.

Era algo raro ya que solo le pasaba cuando estaba junto al menor de los Marsh, era una especie de sensación que ninguna otra chica le hacía sentir y a decir verdad, era bastante agradable.

Ahora mismo estaba cambiándose para ir con el ya mencionado, quedaron de verse en la casa de Stan para pasar la tarde jugando videojuegos, y, nuevamente, no habían invitado a su demás team.. Si se enteraban podían molestarse, después de todo cuando se juntaban siempre lo hacían todos. Por eso lo mantenían en secreto.

En fin, dejó a Karen en manos de su hermano mayor y partió rumbo a la casa de su amigo, dos toquidos bastaron para que el azabache abriese la puerta.

—Al fin llegas, adelante.— sonrió y ambos se dirigieron hasta el sofá, la consola estaba ya prendida y un plato con botanas se encontraba en una mesita de centro.

—Bien, elige el juego. — McCormick rebuscó entre los tantos juegos (que, por cierto, ya se habían pasado todos) hasta que encontró uno de acción, su favorito.

—Soy un experto en estos juegos, ya verás como te humillo Stan.— habló con aires de grandeza a lo que Marsh rió

—Eso lo veremos.— con una mirada retadora, colocaron el juego y tomaron un control remoto, le dieron play y el juego comenzó.

Pasaron alrededor de 15 minutos para que al fin se decidiera el ganador.

—¡No es justo, hiciste trampa!— exclamó el azabache haciendo un puchero, para después golpear ligeramente el hombro de su amigo.

—¡Hey! Gané justamente — rió por el comportamiento infantil del chico y le dio un leve empujón.

—Mientes con todos los dientes.— estaba por devolverle el empujón, pero Kenny fue más rápido y le tomó de las muñecas de manera juguetona.

Stan levantó la mirada topándose con las orbes azuladas del rubio, de cerca se veían aún mas lindas.

Kenny, por su parte, también se quedó mirando el azul oscuro de los ojos del chico, pudiendo apreciar su rostro más de cerca.

—¿K-Kenny?— murmuró al estar tan cerca de los labios del chico pobre, el cual seguía en una especie de transe admirando los ojos ajenos.

Ya estaban muy cerca, tanto así que podían sentir la respiración del otro chocar contra su rostro.

El rubio guió su mano hasta la mejilla contraria, acariciándola con suavidad.

Stan no lo resistió más, y finalmente sucedió.

Sus labios se unieron en un beso, no fue solo un choque de labios, fue un beso delicado, dándose el lujo de probar los labios del otro.

Y así continuaron por aproximadamente 5 minutos.