El grupo ya cansado, comenzaba a desesperar por no encontrar salida alguna de la cueva. Perdidos y con poca luz avanzaban lentamente para no caer en trampas o atraer enemigos en el camino. El aire era húmedo y sus estómagos sonaban de hambre, pero necesitaban terminar la misión.
-creo que es definitivo, nos perdimos –comentó el mago caminando cuidadosamente entre las piedras afiladas en la penumbra de la cueva.
-claro que si campeón, es lo que vengo diciendo de hace horas. Ahora dime, ¿alguna idea de cómo salir de aquí de forma rápida? ¿Algún hechizo en tu librito? –contesta el pícaro algo molesto
-primero es la misión, luego la seguridad, necesitamos encontrar el artefacto. –exclamó seriamente la hechicera.
-cállense todos, oigo algo más adelante. –habla el guerrero mientras flecta sus piernas y aprieta fuertemente sus manos a su gran arma.
Una luz mágica, tenue pero práctica para las circunstancias, acompañaba al grupo atravesando la dura oscuridad. Al escuchar las órdenes del caballero todo el grupo parón en seco.
-Siento... maldad en el aire, algo se acerca. –interrumpe inmediatamente el mago mientras retrocede lentamente apoyando sus manos en los hombros de la niña.
-Cuídala Claudia, no dejes que le hagan daño. –ordenó el mago.
-Si su excelencia. –asintió Claudia mientras tomaba a la niña y la lleva con ella a retaguardia.
-Esto huele a que se pondrá feo. –Comenta el pícaro.
-¡¡Viene algo!! – grita el caballero a todo pulmón.
Claudia gira rápidamente su bastón en espiral para frenar los proyectiles enemigos desde la oscuridad, mientras inmediatamente lanza una barrera de magia con un color dorado brillante que aumenta la luz del lugar.
Aparecen un par de esqueletos con armadura ligera corriendo directamente hacia el mago y el guerrero.
-¡No los dejare avanzar! –gritó el guerrero mientras se abalanzó contra los esqueletos, golpeándolos fuertemente con el hombro y rematándolos con su gran espada. Mientras uno de los esqueletos se desarmaba el otro resistió el golpe y agitaba su espada desesperadamente para cortar lo que tuviera en frente.
-¡Silégeo tu espada sombra! –Grita el caballero apuntando a algo más atrás de los esqueletos en la oscuridad.
El pícaro corrió inmediatamente hacia la dirección señalada atravesando a Gladius, el caballero, y los esqueletos como si él fuera una ilusión, dejando un humo negro a su paso. Luego penetro en las sombras donde solo se podía escuchar una lucha de huesos y cuchillos chocar. Pero los proyectiles no paraban de llegarle a Claudia y a la niña, a lo que el mago concentrado en su sitio, con los ojos cerrados y con la punta del bastón chocando en su frente repetía una y otra vez unas palabras que casi eran susurros.
El Guerrero se levanta y atraviesa con su espada al último de los esqueletos visibles, solo para darse cuenta de que el anterior derrumbado comenzaba a levantarse.
-Es magia de algún nigromante, estamos en problemas. ¡Silégeo! ¡Ven para acá! –Gritaba Gladius a la oscuridad.
El humo regreso al grupo y de él apareció el pícaro. Se reagrupaban alrededor del mago que aún mantenía su concentración. La niña con orejas de gato estaba de rodillas con los ojos tapados pegada a Claudia mientras ella sostenía fuertemente la barrera que se proyectaba de sus manos.
Mientras más esqueletos aparecían desde la oscuridad, un sonido gutural se escuchó por toda la cueva.
-¡Lo encontré! –Abriendo los ojos y apuntando con su bastón hacia delante el mago se dirige a los demás. –Está mucho más adelante, tenemos que avanzar. Tiene que ser rápido antes de que abandone su forma física.
-¡Rápido, todos tras de mí! –grita Gladius.
Claudia deja la barrera y toma la niña en brazos mientras el grupo avanza rápidamente, esquivando los virotes de los esqueletos.
-No se preocupen, la luz nos acompañará a donde sea. –Exclama el mago Galar.
-Esperen, siento que el mal se acumula más adelante, debemos decidir ahora si avanzar o regresar. Quizás se trate de algo muy poderoso.
-¿del viejo mundo? – pregunto Galar
-Me temo que sí, quizás sea un nigromante. –Se lamentaba la Hechicera mientras bajaba la mirada.
-No siempre detrás de cada esqueleto andante se esconde un nigromante, deberías saberlo. – Habla Gladius un tanto orgulloso de su comentario.
-Siento un mal fuerte, profundo, muy oscuro.
-Pues que esperamos, no es primera vez que enfrentamos ese tipo de bichos esqueléticos. –Dice Silégeo mientras pasa entremedio de Gladius para quedar a la vanguardia.
-¡Corran! ¡hacia delante! -Exclama Gladius desenvainando su espada al aire.
La cueva realmente parecía estar cada vez más oscura, pero los héroes motivados por le grito de su líder corrieron hasta las sombras más espesas donde la hechicera intervino.
-Este es el lugar.-Dijo Claudia bajando a la niña de sus brazos. – Este es el punto más oscuro, prepárense, lo traeré a este plano.
Se remangó y tomó el bastón con sus dos manos y con mucha fuerza golpeó la punta inferior con el piso.
-¡Sal de allí criatura de la noche, criatura de la oscuridad, no te podrás esconder más, se te invoca desde el abismo! ¡En el nombre de Era! –dijo Claudia golpeando repetidas veces el suelo de la cueva con su bastón.
Luego la luz que acompañaba al grupo se apagó, envolviendo a todos en sombras.
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Misterios de Arcadia
FantasyEl siguiente libro cuenta algunos hechos que sucedieron en Arcadia, un reino de fantasía situado en una realidad paralela estancada en una edad oscura. Aquí se encuentran recopilados distintas investigaciones de lo que quedó del antiguo reino de Arc...