Capítulo 5-Shawna

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Hace doce años...

Me desperté a media noche con el pecho un poco adolorido y la boca totalmente seca. Por la ventana de mi habitación entraban unas extrañas sombras volviendo mi cuarto en algo espeluznante. Mi mami dice que solo son las sombras de los árboles y sus ramas que se reflejan dentro de mi habitación, lo que es provocado por la luz de la luna. Mi mami puede decir lo que quiera, yo sigo pensando que eso da miedo y de hecho me aterra. Solo tengo ocho años y puedo sentir todo el miedo y el terror del mundo sin importar lo que mi mami diga. Soy una chica, después de todo y quiero cortinas oscuras para que no entre ninguna sombra.

Estiré la mano hacia mi mesita de noche para tomar el vaso que siempre tengo allí y poder beber un poco de agua, pero al hacerlo me di cuenta que estaba vacío. No quería bajar a la cocina, me daba miedo hacerlo sola y a esa hora, pero tenía la boca muy seca. Para peor, todavía no sabía exactamente qué fue lo que me hizo despertar tan asustada y sedienta. Tenía que ponerme los pantalones de niña grande como dice mi mami e ir a buscar agua para volver a llenar mi vaso.

Antes de bajar de la cama, colgué mi cabeza en ella y miré por debajo levantando el cubrecama. Nunca está de más asegurarse que no haya nada ni nadie abajo. En cuanto estuve segura de que no había nadie, de un salto salí de la cama. No pensaba dejar mis tobillos muy cerca de la cama por más que no haya visto a nadie allí abajo. Con el vaso en la mano, salí de mi habitación y me dirigí escaleras abajo con todo el cuidado posible para no hacer demasiado ruido. Al llegar a la cocina, miré a mí alrededor y observé que no había nadie. Caminé hasta la nevera, busqué al agua y luego de servir en mi vaso, me giré para cerrar la puerta y volver a mi cama. Pero me detuve en seco cuando vi a una mujer parada, justo en la puerta de la cocina, justo en donde estaba mi salida.

— ¿Quién eres? —me animé a decir sosteniendo mi vaso con fuerza.

—Quién soy —respondió la mujer con una voz extremadamente baja.

La quedé mirando fijamente. Estaba vestida como si fuera una mujer con mucho dinero; llevaba un traje oscuro, saco y falda azul, camisa blanca con botones dorados, su cabello iba suelto y parecía estar mojado y, lo extraño, era que la mujer estaba descalza.

— ¿Qué haces aquí? —traté de nuevo con otra pregunta.

—Descansar —dijo—. Descansar. Descansar. Descansar...

Siguió repitiendo esa palabra sin parar, cada vez lo decía más rápido, con más velocidad. Hasta que gritó y yo grité con ella por el susto.

— ¡AHHH! —los vidrios de la alacena estallaron y caí de rodillas al suelo para cubrirme.

— ¿Qué pasó? Shawna, ¿estás bien? —mi mami se apresuró hacia mí y me levantó del suelo — ¿Qué ocurrió? —me preguntó

Miré hacia la puerta en donde debería estar la mujer, pero ya no había nadie allí.

—No lo sé —mentí. Mi mami me miró fijamente a los ojos y, cuando clavó sus ojos marrones en los míos, supe que me está evaluando.

—Volvamos a la cama —dijo ayudándome a levantar del suelo

Ella me llevó a la cama y se acostó a mi lado, se quedó conmigo tarareando una canción hawaiana, una que siempre me canta para tranquilizarme. Soy muy consiente que ella no es mi madre biológica, que mi verdadera madre murió cuando yo nací y desde entonces ella se hizo cargo de mí.

Al día siguiente, cuando despierto, estaba sola en mi cama y pude sentir el aroma a panqueques que venía de la cocina, rápidamente salí de mi cama y corrí siguiendo el aroma. Mi mami puso mi desayuno frente a mí, luego de ordenarme a lavar la cara y los dientes. Ella estaba mirando las noticias mientras cocinaba y la mujer de la foto que mostraban en la parte superior derecha de la pantalla llamó mi atención.

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