Capítulo 24-Shawna

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Luego que Parry dejara sus intenciones en claro sobre el libro, nos mantuvimos en silencio el resto del viaje hasta llegar al piso de los chicos. Al llegar, lo único que estaba en mi mente, era saber si Ivor había despertado, pero al entrar a la habitación, revelo que no es así. Ivor seguía inconsciente sobre la cama, al acercarme revelo que, en sus brazos habían aparecido marcas, rasguños que cortaban su piel. Me llevo las manos a la boca para amortiguar mi grito por el temor de lo que le puede estar pasando a Ivor.

— ¡¡Parry!!— grito — ¡Parry, ven aquí! —vuelvo a gritar y me acuclillo a un lado de la cama, mientras reviso las cortadas de Ivor con desespero.

— ¿Qué pasa? —llega Parry a toda velocidad, seguido por Iris.

—No lo sé —contesto sin poder contener mi nerviosismo y mis peores pensamientos—. Algo está mal, tiene marcas por todos lados —comento conforme muevo sus brazos para que Parry pueda verlos. Él arruga su frente con preocupación, al tiempo que revisa las marcas que le muestro — ¿Qué le ocurre, Parry? —sollozo.

—Parecen cortadas de espadas —murmura él y eleva la camisa de Ivor para ver hasta dónde llegan esas marcas.

— ¡Oh, por Dios! —musito al ver una enorme cortada al costado de su torso — ¿Qué está pasando? ¿Está muriendo? —cuestiono, sin saber qué hacer.

—No lo creo —responde Parry—. Iris, ve por el botiquín. Necesitamos curarlo —indica, al tiempo que le quita la camisa a Ivor.

—Esto no está bien —lloro sosteniendo la mano de Ivor con fuerza—. No está bien— repito.

—Shawna, debes controlarte —me ordena Parry—. No le va a pasar nada —me promete.

—Parry, ya le está pasando —replico—. En donde sea que está, algo pasa y lo está lastimando —digo, dejando salir más lágrimas, por más que intente ser fuerte y mantener mi dolor a raya, me es imposible, no puedo hacerlo, no cuando veo a Ivor ser lastimado mientras está yaciendo sobre una cama.

—En donde sea que esté, está luchando, Shawna, mira sus marcas, son de espadas, él está peleando por volver —me señala Parry con insistencia—. No pierdas la fe en él, mientras esté luchando, seguirá vivo —determina.

— ¿Y qué pasa si deja de luchar? —musito clavando mis ojos en los de Parry.

—Aquí tengo el botiquín —anuncia Iris, entrando a la habitación, interrumpiendo o, quizás, salvando a Parry de contestar una pregunta de la cual no está preparado para responder, ninguno de nosotros lo estamos.

—Bien —dice Parry tomando el botiquín que le tiende Iris—. Cerraré su herida —avisa—, Shawna, necesito que hagas presión aquí —dice señalándome la herida.

—Está bien —digo y acato su orden.

Parry se pone a curar la herida más grande ubicada a un lado de su torso, una vez que Parry cerró su herida, Iris y yo, nos ocupamos de limpiar las demás cortadas, luego de eso, Parry e Iris salen de la habitación dejándome sola con Ivor. Mi llanto no amaina, mi cabeza no para de dar vueltas, ahora que recuerdo todo, busco en cada uno de esos recuerdo algo que me haga entender lo que le está pasando a Ivor, algo que me dé una pista de cómo traerlo de vuelta. Pero nada de mis recuerdos ayuda en estos momentos.

Por más que ninguno de nosotros, no lo haya dicho en voz alta, sabemos que el culpable del actual estado de Ivor es, Tristán. El problema es saber qué le hizo para así poder contrarrestar su hechizo, pero es inútil, ya no reconozco a Tristán, ya no sé lo que pasa por su cabeza y, eso lo hace impredecible, por lo tanto lo hace muy peligroso, para cualquiera de nosotros.

IvorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora