Capítulo 15// Esposados

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Habíamos regresado a México el día anterior, me sentía extremádamente cansada, pero de igal forma quería dar todo de mi para tener buenas energías. 

Federico y Mathias se habían ido a dar un paseo juntos, ya que ahora que sabía las inseguridades de Mathi trataba de dejarle el mayor tiempo posible a Fede para que esté con su amigo. Sin embargo al llegar, Sebastian nos tenía una sorpresa. 

─ ¡Vengan, les queremos mostrar algo! Solo necesito a Fede y a t/n.

Ambos fuimos a la habitacion de Sarah con la mejor de las ondas, ambos estaban con la cámara y la excusa de que "nos harían un juego" Sebas nos hizo cerrar los ojos y poner ambos brazos juntos paralelamente, casi pegados, cerramos los ojos y escuchamos un pequeño "clic" 

Al abrir los ojos me encontré con que mi mano y la de Federico estaban atadas por esposas, los chicos murmuraron algo como que no tenían la llave y salieron corriendo, intenté seguirlos pero claramente se nos haría imposible correr si no podemos separarnos. 

─ No puede ser ─ dije tapandome la cara con la mano libre ─ me da una claustrofobia las cosas así, mirá que soy de usar pulceras pero nunca algo que no pudiera sacarme por mi propia voluntad. 

─ ¿Estás bien? Nunca te había visto así de preocupada, estás pálida ─ dijo Fede tocando mi rostro que se llenó de color en menos de un segundo. 

─ Si, solo me da bronca por estos pibes.. Dios. 

─ Perdón, te juro que no tenía idea de lo que iban a hacer. 

─ Lo se.. De todos modos sos la persona indicada para estar así conmigo, no soportaría a nadie más por tanto tiempo ─ dije riendo. 

Lo cierto es que bajar las escaleras fué casi un truco de magia, pero al llegar fue peor. 

─ ¿¡Qué es esto?! ─ dijo Mathias mirando nuestras manos. ─ Saquense eso no sean ridiculos

─ No podemos, Sebastian tiene la llave o eso creo, y olvidate que nos la va a dar. ─ habló Federico y al intentar agarrar una tostada con la mano que teníamos agarrada me quejé, ya que la mía se vio afectada. ─perdón ─ murmuró y entrelazó los dedos de nuestras manos. 

Lo cierto es que estuvimos así por no más de dos horas, porque Federico y yo obviamente necesitamos ir al baño y pues no queríamos invadir la privacidad de nadie, de modo que cuando nos liberamos literalmente fue un sentimiento de placer increíble. 

─ Igual no estuvo taaan mal, osea, es incomodísimo, pero la idea en si es muy divertida. 

─ Pienso lo mismo ─ me dijo ─ yo no eligiría a otra persona para estar esposado que no fuera a vos. 

Me miró profundamente, pero justo nos llamaron de abajo. ¿Quien necesita realmente un almuerzo?

Juntos//Fede Vigevani (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora