10. La misteriosa Geneviéve

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Después de una semana sin soñar Jules comenzó a preocuparse temía que jamás pudiera soñar en su vida, aunque sus sueños no eran los mejores pero era la única comunicación con su hermana que tenia, si, el había finalmente creído que era una comunicación con Bianca pero todavía no sabia quienes eran ellos, ni que querían pero tampoco quería averiguarlo, estaba asustado, asustado porque todo el tema de los sueños para el era totalmente desconocido.

Era viernes por fin el ultimo día de la semana, Jules no quería saber nada que tuviera que ver con el colegio, sus notas del año pasado a este habían terriblemente bajado, el no se interesaba para nada en lo que tenia que ver con sus notas, cada vez que recibía un examen los profesores lo miraban con lastima porque Jules el año pasado era muy buen estudiante, lo único que le importaban era Elena, Bianca y sus sueños, nada mas.

La hora de literatura la compartía con Elena, eso lo hacia feliz porque las cosas con ella iban cada vez mejor el la amaba y ella a el, nada podía cambiar eso.

Cuando Elena apareció apoyada en la puerta del aula, el sonrío estaba tan linda con su pelo rojizo en forma de trenza y un hermoso vestido blanco veraniego que acentuaba su cintura, paso al aula caminando encorvada y miro el asiento que vacío que se encontraba al lado de Jules.

—     Deja vu. — Le dijo Jules cuando ella ya se había sentado junto a el. — Aunque no te parezca he soñado con tu en ese vestido.

Y era verdad el había soñado con Elena en ese adorable vestido la diferencia era que Elena no estaba toda cubierta de sangre como en el sueño.

Ella se ruborizo cuando Jules había dicho eso, salvo que no era una especie de cumplido sino que era la verdad pero aun así el sonrío dándole un beso en la mejilla.

Después de la escuela los dos con las manos entrelazadas se dirigieron al auto de Jules, bueno más bien de la madre de Jules para ir al lago, Elena hacia tiempo quería ir allí había una cierta tranquilidad en el ambiente que le permitía escribir poesía pero Jules no podía quedarse, el le dijo que tenia que ayudar a su madre en la cocina entonces el la llevaba hasta allí.

Jules fue directo a la biblioteca, sabia que estaba mal mentirle a Elena pero no podía contarle, era algo sumamente privado hasta para su novia. Fue directo a paranormales como la otra vez pero esta vez no encontró nada nuevo entonces se le ocurrió ir a visitar a Bianca, no podía describir como la extrañaba con locura a su hermana.

Miro la lapida, la habían limpiado pensó, pero ¿Quién? Nadie se ocupaba de las tumbas, era una clase de cementerio viejo y abandonado. Se sentó frente a ella y suspiro, estaba cansado de toda la mierda de la muerte, realmente no quería pensar en ello había olvidado a la madre de Abigail y a Abigail, eso le traía malos recuerdos muerte pensó porque tan distante que le parezca la muerte se encontraba impregnada en todos lados bueno ahora literalmente pensó arrancando un pedazo de pasto, estaba en un cementerio. No quería pensar en ella, la muerte, era algo que aunque tan distante parezca lo rodeaba pero no quería ser depresivo, malhumorado y siempre pensando en el pasado, ya no, ahora estaba en el presente pensando en Elena pero sin embargo estaba mirando la tumba de su hermana decidió no visitar mas a su hermana, sabia que se estaba contradiciendo pero era hora de salir adelante. Se levanto sacudiendo sus pantalones negros del pasta para irse pero oyó una voz, era una descocida voz.

—     ¿Por qué que te vas? — Susurro una grave voz, Jules dio media vuelta, era una chica pelirroja con una gran cicatriz cruzándole la cara iba desde su mejilla hasta la curva de su cuello, daba miedo.

—     ¿Quién eres?

—     Geneviéve  Appartenu Mort*.  — Pronuncio con un raro acento Frances haciendo una reverencia, Jules le miro su ropa, era avejentado, por los grandes pliegues de su vestido y lo pesado que parecía.

The shades of the Jules mind [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora