Oktubrę

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No podía creer lo que mis ojos estaban observando, lleve mis manos a los ojos para limpiarlos pero no funcionó, frente a mi había lo que parecía ser un cúmulo de musgo y carne, una enorme bola que se movía como si tuviera espasmos musculares, estaba a unos metros de mi, en una  especie de escalón que lo separaba de la apestosa agua en la que me encontraba.

-Cof

Tocí por impulso y el trozo de "carne" comenzó a temblar fuertemente, mi curiosidad pudo más que mi sentido común y me acerqué cada vez más hasta estar frente a esa cosa, la piqué con el tubo de metal y esta se movió hasta que un enorme ojo salió del pedazo de carne, mi horror fue enorme, un pedazo de carne me observaba y por instinto corrí hacia el pasillo más cercano encontrando más trozos de carne como el anterior, todos me observaron y comenzaron a arrastrarse hacia mí. El terror se apoderó de mi cuerpo, giré buscando una salida encontrando un pasillo sin agua y con una puerta negra justo en frente.

-¡Por fin!

Giré el pomo de la puerta con fuerza y cuando está cedió la empujé abriéndose rápidamente y mi cuerpo cayó fuertemente al suelo. Al observar el lugar en el que estaba me sentí mas tranquilo, era una especie de habitación en la que no había agua ni azulejos amarillos, no había musgo en las paredes ni pintura roja en las paredes,  el cuarto era pequeño y tenia la apariencia de ser una pequeña capilla, pues habían 4 bancas y una cruz enorme en la pared, aunque pareciere que le arrancaron el cuerpo de Jesucristo pues se veía dañada.

Comencé a recorrer la habitación observando todo a mi alrededor, con cuidado me senté en una banca y comencé a procesar todo lo que me había  pasado: Entre por el baño de la primaria, la hora a la que fui era aproximadamente las 6 de la tarde, probablemente la escuela ya haya cerrado y no existe la posibilidad de que alguien me busque dentro del baño, ademas de que no le avise a nadie, no quería que se enterasen de mi pequeña investigación. Si tan solo no hubiese abierto la maldita puerta en la bodega... 

-Lamentarme no sirve de nada.

Trate de ubicarme en que lugar estaba, probablemente me encuentre en las alcantarillas de la ciudad.

-Si, debo de estar en ellas.

Me dije a mi mismo aunque sabia que no era verdad, estaba encerrado en un lugar desconocido y sin poder encontrar una salida, rodeado de esas cosas carnosas que solo dios sabe que quieren. Tomé la única arma que tenia y busque una manera de salir de la habitación sin regresar, por alguna extraña razón las puertas de este lugar se comportaban de una manera extraña, cuando entre juraría que no había ninguna puerta y ahora habían dos frente a mi, la puerta por la que entre y otra mas. Como no pensaba regresar al lugar en el que estaban los pedazos de carne abrí la segunda puerta...

Grave error...

Diario de una pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora