"Fue el invierno más frío en la remota localidad de Vladivostok, Rusia. Jamás había habido temperaturas inferiores a los -70°C, y la ciudad, siempre preparada para el clima invernal, pareció sucumbir ante los embates de la era glacial.
Las autoridades, que en un principio fueron partidarios de evacuar la zona, se encontraron con una desagradable sorpresa: la gente murió congelada en segundos, y como si fueran estatuas de mármol, relucían a la luz del tenue sol invernal. Los pocos sobrevivientes que quedaron no tuvieron mejor suerte, si bien estaban protegidos contra el frío, pronto sus raciones de comida comenzaron a mermar, obligando a los habitantes a pelear los unos contra los otros por unas insignificantes migajas.
A tal punto llegó esta situación, que los pobladores comenzaron a comerse a los perros, los gatos, y los unos a los otros, incluso sin haberlos asesinado previamente. La psicosis colectiva comenzó a hacer estragos en la mente de las personas, las cuales cayeron lentamente en la infinita espiral de la locura. Todos se comportaban como si no tuvieran voluntad propia, como si solo estuvieran en este mundo para satisfacer sus necesidades básicas.
Luego de un par de semanas, los habitantes estaban irreconocibles, eran como mutantes, zombies o refugiados de una guerra nuclear. Sus ojos ya no tenían ni iris ni pupila, sino que eran totalmente blancos; sus carnes comenzaron a chamuscarse con el frío y a sufrir de necrosis; sus extremidades apenas tenían piel, y su cabello se cayó por completo. Ya no eran humanos, sino una especie depredadora totalmente peligrosa. Salir al frío era una sentencia de muerte.
Y pensar que todo comenzó como una inofensiva y sorpresiva helada...
---------------------------------------------------------o---------------------------------------------------------------------
He logrado infiltrarme en una antigua instalación militar soviética como parte de mi misión. Es una estupidez, considerando que aún están en uso por el ejército ruso, pero debo saber qué ha provocado este extraño clima en la tundra siberiana. Se ha rumoreado que es todo parte de un experimento para desarrollar un arma climática capaz de convertir a la gente en extraños esbirros mutantes.
Las autoridades han guardado silencio durante bastante tiempo, al menos lo suficiente para que un grupo de intrépidos lugareños se hayan armado de valor para poder crear una especie de teoría conspirativa, la cual me trajo hasta aquí.
Los intentos anteriores de tratar de averiguar lo que ocurría fueron en vano, puesto que todos los que traspasaron la cerca de seguridad de las instalaciones fueron asesinados en el acto. Pero no yo, no he sido tan imbécil como para permitir que me atrapen.
Tuve que usar las tuberías de desagüe para poder entrar, pero todo vale para descubrir qué ha estado convirtiendo a la gente prácticamente en zombies sin piel.
A cada momento me repetía mentalmente:
- "Yo, Vladimir Pávlov, no saldré de aquí hasta averiguar qué es lo que ocurre en este lugar."-
Logré meterme en una especie de silo que estaba conectado a la alcantarilla. Este enorme silo tenía en su interior una máquina monstruosa que debía medir por lo menos 20 metros de altura. Pasmado, no pude evitar quedarme allí admirando ese artefacto, que debía haber estado causando todo el daño en Vladivostok.
Fui sacado de mi letargo por una profunda y amenazante voz:
- ¡ALTO AHÍ! - gritó un oficial del ejército.
- ¡MIERDA! - exclamé.
- ¡QUÉDATE AHÍ O DISPARO! - advirtió el militar.
- ¡ATENTOS, TODO LO QUE TEMÍAMOS ERA VERDAD! ¡REALMENTE USAN UN APARATO PARA MODIFICAR A LA GEN...
- ¡DEJA DE TRANSMITIR POR RADIO HIJO DE PUTA! - gritó una vez más el militar.
- ¿Y qué harás al respecto? - pregunté desafiante.
Apenas terminé de decir esa frase fui golpeado en la nuca.
Cuando desperté me encontraba en un cuarto oscuro, una lámpara centelleante cegaba mi vista, no podía oír bien lo que los militares me preguntaban, y como no obtuvieron respuesta, me golpearon fuertemente en el rostro.
- ¡HABLA, HIJO DE PERRA! ¡¿QUÉ ES LO QUE SABES?! - dijo un comandante.
- N... nada de tu incumbencia, maldita escoria. - respondí.
- Imbécil, todo lo que pasa aquí es de mi incumbencia. Así que será mejor que hables. - dijo mientras me encañonaban con una escopeta en la cabeza.
- No tengo nada que decir. - respondí con el mismo tono.
- No te lo preguntaré otra vez.
- Mejor dispare, porque nada saldrá de mi boca. - respondí decidido.
Lo único que pude sentir fue un sonido ensordecedor y un punzante dolor en la nuca, y luego nada más. Estaba muerto, y podía ver cómo mis sesos y sangre se desparramaban por el piso, mientras subía cada vez más. Por fin era libre, libre para ver todo lo que pasaba a mi alrededor, y tratar de descubrir qué era lo que ocurría aquí.
YOU ARE READING
La Gélida Pesadilla
Fiksi UmumUn extraño experimento se lleva a cabo en las frías planicies siberianas, afectando enormemente a la población local. Queda a cargo de Pavel Pávlov y su grupo el saber qué está ocurriendo exactamente.