moonchild 「taegguk」

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Una semana atrás Jeongguk estaba preparando una gran sorpresa para su cuidador nocturno, cada vez que quería hablarle por alguna razón su cuerpo dejaba de responderle y sus parpados se cerraban dejándolo en un estado totalmente inconsciente, o más bien, se dormía de golpe.

Tenia calculada la hora exacta en la que el joven Taehyung aparecía en medio de su habitación, Jeongguk se preguntaba como seria su rostro, ¿Tendrá los ojos púrpura? ¿Cómo lucirá su nariz? O sus labios, ¿Y si tiene pecas igual que él? 

¡Tantas cosas que el pequeño Jeon quería saber!

Cuando preguntó por la hora a su madre, corrió ansioso hasta su habitación dando tropezones en las escaleras. Ni siquiera le había dado las buenas noches a sus padres, conocer finalmente al chico de cabellos grises ahora era lo más importante.

Ya estaba metido en su cama, su nariz rozaba con las suaves sábanas asomándose tan solo la punta de esta, y cerró sus ojitos forzadamente mientras esperaba ansioso. Pasó un rato y ya comenzaba a tener sueño, luchó por no quedarse dormido hasta que sus parpados no dieron más y finalmente se cerraron.

Un leve sonido hizo que sus sentidos volvieran a despertarse, no abrió los ojos, porque sabía que si lo hacia Tae ya no estaría en el lugar, ya lo había intentado varias veces pero ni un pelo alcanzaba a percibir.

Por el otro lado, Taehyung admiraba el bonito rostro del pequeño Jeon, llevaba años observándolo y nunca se cansaba. Había algo en aquel niño que no se comparaba ni con la más bonita flor, o cualquier otra cosa bella en el mundo. 

Se acercó cuidadoso de no hacer ningún ruido que perturbara el sueño de Jeongguk, pero gran sorpresa se llevó cuando al acariciar los cabellos ajenos un par de grandes ojitos grises lo observaban atento.

Taehyungie.

Jeongguk habló dulcemente esbozando una de esas sonrisas tan características suyas.

Definitivamente Taehyung estaría en problemas.