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Como cada martes la primera clase de Jeongguk era de artes. Las pequeñas mesitas y sillas estaban ordenadas en grupos de cuatro, en el salón las paredes eran blancas, decoradas con las manualidades hechas por los niños y niñas del kinder, junto a uno que otro rayón dibujado por los mismos. Hasta el pequeño Jeon había dejado su marca en aquella pared.

La profesora hizo entrar a los pequeños y les indico sus puestos para luego saludarlos formalmente. Los niños respondieron al unisono animosamente mostrando alegres rostros y una gran energía.

La mujer con delantal colorido comenzó a repartir hojas blancas y varios materiales para dar comienzo a la actividad del día.

El pequeño peliblanco la recibió ansioso, la profesora les dijo que dibujarían animales, podían ser sus mascotas o simplemente cualquier otro animal, no necesariamente uno domestico.

Los niños comenzaron a decir que clase de animal querían dibujar. Jeongguk observó a sus compañeros, uno de ellos ni se había preocupado de hacer la tarea y apoyaba su mejilla encima de la hoja soltando bostezos, el que estaba al lado de este ya había comenzado a dibujar, sacaba la lengua y ponía cara de concentración mientras trataba de que el lápiz no se le escapara de sus pequeñas manitos. Y luego venía el que se sentaba junto a él, un niño morenito que cuando sonreía unos grandes hoyuelos se hacían presente en sus mejillas. Él dibujaba alguna clase de insecto raro, Jeongguk jamás había visto algo así.

Miró su hoja que seguía en blanco, todos sus compañeros hacían dibujos extraordinarios según él. Pensó un momento sobre qué animal debería dibujar y fue cuando una chispa se prendió en su cabecita.

Agarró un lápiz gris y comenzó a trazar lineas sobre el papel. Comenzó por el pico y las alas del ave, terminando el cuerpo de este dibujando un gran circulo junto a unas lineas debajo, lo que serian las pequeñas patas.

Lo rellenó del mismo color, solo que el pico lo coloreo de azul. Tomó su trabajo y lo alzó para comenzar a inspeccionarlo, algo le faltaba para que sea totalmente fabuloso. Observó los materiales encima de la mesa y logró ver algo brillante.

Se levantó y estiró su brazo para alcanzarlo, puchereó al no poder agarrarlo. Pero su sonrisa volvió cuando el niño de mejillas regordetas le entrego el tubo de brillantina. El peliblanco susurró un pequeño gracias, a lo que el otro niño respondió con una gran sonrisa haciendo que sus ojos se hincharan formando dos medias lunas perfectas.

Jeon volvió a concentrarse en su trabajo, esparció pegamento sobre su dibujo y con dificultad abrió el pequeño frasco de plástico de un tirón, provocando que algunos brillos saltaran directo a sus ropas, cabello y rostro.

Finalmente volteó todo el contenido sobre el papel pegajoso, esperando a que el brillo plateado se adhiriera completamente. Pasando un par de minutos sopló el resto de la escarcha la cual chocó directamente con el rostro del niño que hace unos instantes dormía. El de ojos gatunos gruñó y soltó un gran estornudo haciendo carcajear al pequeño Jeongguk. El niño le puso mala cara mientras sacudía su cabeza de lado a lado haciendo volar los destellos por todas partes. Los otros dos niños se unieron a las risas dejando de lado sus trabajos apuntando hacia el niño que seguía gruñendo por lo bajo.

Jeonggukie.

Llamó el de mejillas regordetas.

Tu también tienes brillos por todas partes.

Sonrió divertido tapando su boca aguantando una carcajada.

Oh.

Exclamó Jeon observando su ropita y tocándose el pelo, comenzando a alborotarlo por completo mientras montones de brillos se desprendían de el.

moonchild 「taegguk」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora