moonchild 「taegguk」

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La vida de Jeongguk se había vuelto bastante ajetreada luego de que entró a la universidad, su rutina se basaba en despertar temprano, correr hacia sus clases, estudiar y planificar proyecto tras proyecto. Sin mencionar que necesitaba dinero por lo que un trabajo de medio tiempo no le venía para nada mal, aunque le preocupaba que esto le fuera a afectar en sus estudios. Pero eso no le impidió conseguir uno los fin de semanas y por supuesto que se sentía agotado. Extrañaba a sus amigos y a su madre, ya casi ni los ve y las videollamadas cada vez se volvían menos recurrentes. Tal vez se sentía un poco solo estos días, y no lo malinterpreten Jeongguk es un chico de personalidad brillante y en poco tiempo obtuvo buenos amigos con los que pasa el rato de vez en cuando. Pero se sentía melancólico, extrañaba su hogar, su vida en casa con amigos tontos y sobre todo a su mejor amigo.

Suspiró y el fuerte olor a diluyente le hizo volver a la realidad, se había pasado toda la tarde terminando una pintura pero no se dió cuenta en que momento se había ensimismado tanto en sus pensamientos. Sacudió la cabeza y escaneó con la mirada su caja de materiales en busca de un tubo de pintura.

- Oh... - este se encontraba vacío, últimamente era su color favorito para pintar pero no se había percatado de lo insistente que era con aquel brillante azul. Ahora tendría que ir a la tienda por un par de tubos nuevos.

Ordenó un poco y se fue a duchar, comería las sobras del almuerzo de ayer, luego iría a la tienda para comprar víveres para el resto de la semana y de paso conseguir su bonita pintura azul para poder terminar su cuadro.

El agua tibia ayudó a que se sintiera menos tenso, observó su collar y le dio vueltas en sus dedos. No recuerda donde lo consiguió pero cada vez que se da el tiempo de admirarlo siente que es su objeto más preciado, a veces brilla de una manera tan delicada que a Jeongguk le parece fascinante. Al rato ya estaba listo, tomó sus llaves, celular y una bolsa de genero antes de salir.

En el camino iba pensando en qué estarían haciendo sus amigos, le mandó un mensaje a Jimin diciendo que lo extrañaba y que apenas tuviera tiempo libre iría a visitarlos. No podía esperar para verlos, sonrió ante los recuerdos con ellos cuando eran más pequeños. Sin duda ha conocido a la gente correcta en el tiempo correcto, a pesar de lo duro que ha sido este último tiempo siente que ha estado viviendo una buena vida y que quejarse o sentirse deprimido por el estrés que conllevaba el estar dando un paso a su vida adulta era parte de todo aquello. La felicidad vendrá en un rato, pensó.

El chirrido de la puerta atrajo la atención de las pocas personas dentro del lugar, Jeongguk se avergonzaba cada vez que recurría a la tienda. La chica del mostrador le sonrió amable a la distancia, reconociendo al chico de cabellos blancos. Jamás iba a pasar desapercibido y era algo que a veces a Jeongguk le abrumaba. Devolvió la sonrisa y de inmediato se dirigió al pasillo donde encontraría el mostrador lleno de tubos de diferentes tipos de pintura. Después de un par de minutos tenía en sus manos tres tubos nuevos, pero ninguno del color que buscaba. Volvió a ojear las filas una por una en caso de que solo haya sido un despistado y no lo había visto. Pero fue en vano definitivamente no había.

Refunfuñó para si mismo y soltó un suspiro, llevaba días pintando aquel cuadro para su madre ya que los tiempos libres eran bastante cortos y aquello sería un regalo por su próximo cumpleaños. Esperaba poder terminarla ese mismo día pero al parecer tendría que esperar un poco más. Aunque eso lo puso ansioso.

-Debería preguntar - murmuró.

Para suerte suya uno de los trabajadores se había asomado al notar que un pintoresco chico parecía estar teniendo un complejo debate mental mientras recorría una y otra vez con la mirada los tubos de pintura.

-¿Necesitas ayuda?

...

No voy a mentir se me había olvidado que tenía la cuenta. No sé si aún hay personas que leen mi contenido pero si llegaste hasta aquí muchas gracias por la paciencia ♡