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📅 31 de Enero, 2018
📍 Londres, Inglaterra

Candelaria's POV:

Tenía dos cosas en mis manos, en la derecha mi celular con el Instagram de Sebastián y una foto que subió ayer, confirmando que va a ser papá y en mi mano izquierda un test de embarazo, que daba positivo. Definitivamente arruiné todo.

Me largué a llorar. Arruiné mi relación con Manuel, arruiné mi vida, arruiné la relación de Sebastián y Vanesa, le arruiné la vida al futuro hijo de ellos. Hice absolutamente todo mal, solo porque "iba a arrepentirme" si no lo hacía. Y hoy, me arrepiento de haberlo hecho.

¿Cómo voy a explicarle esto a Manuel? ¿Cómo le explico esto a mis viejos? ¿Cómo le explico esto a Sebastián? Y más preguntas eran las que llegaban a mi cabeza, pero claramente no encontraba respuesta para ninguna.

Tiré mi celular contra la pared y dejé el test a un lado del lavamanos. Llevé mis manos a mis mejillas y cerré los ojos con fuerza. Lo arruiné todo. Manuel no se merece esto. Fue y es la mejor persona que se me pudo haber cruzado en todo este tiempo, me acompañó, fue atento en absolutamente todo y yo le pago así. Todo por una calentura.

Ni siquiera recuerdo si usó forro, si usó o se le habrá pinchado... no tengo ni la menor idea y tampoco da preguntar, justo ahora. Sería rarísimo llamarlo y decirle "¿Che Sebastián la última vez que estuvimos juntos usaste forro? ¿Se te pinchó?" Porque el ya tiene un hijo en camino y debe estar más que feliz.

Me levanté y empecé a caminar de un lado a otro en el baño. Sentía que me temblaban las manos. ¿Cómo me iba a afectar esto con el lupus? Necesito hacerme una consulta con urgencia. ¿Qué va a decir la prensa Argentina? Seguro me prenden fuego, como si ellos fueran unos santos.

–Cande –escuché la voz de Ramiro del otro lado– ¿Estás acá?

Agarré el test y lo guardé en el bolsillo de mi buzo, también mi celular, pero este lo sostuve en mi mano. Me lavé la cara rápidamente y me tranquilicé.

–Sí –respondí abriendo la puerta y dedicándole una sonrisa–

–¿Te sentís bien? –preguntó

–Ya sabes cómo estoy últimamente, los vómitos y todo eso –respondí– Anda a saber qué lo que me cayó mal

–Seguro el sushi de anteayer –dijo y se sentó en mi cama–

–Seguro –reí y lo miré– ¿Qué pasó?

–Nada... es que seguro habrás visto lo que subió Sebas

–Sí –respondí largando bastante aire acumulado–

–¿Y estás bien? –preguntó

–¿Por qué no iba a estarlo? –pregunté y mordí mi mejilla– Él ya tiene su vida –hablé sintiendo un nudo en la garganta– Y ahora está formando una familia –sonreí y sentí que mi vista se iba nublando–

–Cande... –dijo poniéndose de pie

–No no, yo estoy bien –mentí– Yo tengo a Manuel

–Candelaria, queres llorar

Habló poniéndose enfrente mío, mordí mi mejilla nuevamente y respiré hondo, tratando de calmarme. No sólo Sebastián me conocía desde chiquita, Ramiro también.

–Arruiné todo Ramiro –murmuré y sentía como una lágrima caía por mi mejilla izquierda– Todo

–¿Qué hiciste? –preguntó con tono de preocupación–

–No te lo puedo decir –respondí

–¿Y la confianza? –preguntó

–La perdiste hace un año ¿No te acordas?

–¿Seguís con eso? –preguntó y asentí

–Entendeme –respondí

–Boluda ¿Sos joda? ¿que mierda te pasa? No te estoy entendiendo un carajo –dijo y rascó su nuca–

–Ramiro, estoy embarazada –solté

–¿Qué? –respondió seguido

–Es... es de Sebas

–¿QUÉ?


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