Prometo🌹

707 39 8
                                    

"Me voy a desprender
de todo aquel
que no nos mire de frente,
de los poetas de palabra hueca,
del ruido que ahogue tu canción
favorita de amor"

"Te voy a esperar, Agoney, y cuando hayas ganado este concurso, saldrás y pondremos orden a todo esto, lo prometo"

¿Poner orden? Él ya tenía ordenado todo, sabía perfectamente lo que sentía y quería, a pesar de que Raoul insistiese en que puede que dentro los sentimientos se hubiesen exagerado por estar encerrados.
Aunque el rubio le pidiese lo contrario, él no pudo evitar sentir que iba a morir de tristeza cuando finalmente, su amigo fue expulsado.
No pudo evitar romper a llorar como un bebé cuando, unos pocos días después volvió a verlo unos minutos en el reencuentro de todos para ensayar "Camina". Quería pero no podía tener ojos para nadie más, y cuando al fin pudo abrazarlo maldijo todas y cada una de las cámaras que impedían que pudiese besarlo con todo el cariño que tenía para darle.

"Te quiero arriba, Mickey Mouse"

Y él lo quería a su lado. Todos pedimos cosas que a veces no podemos permitirnos.

La preocupación se apoderó de él cuando según él, y el resto de compañeros, se dieron cuenta de que estaba raro, diferente.

"Seguro que se arrepiente de todo, Nerea, o está con alguien, acuérdate cómo dudó cuando hicieron lo de los solteros al principio"
"Ay, Ago, no seas tonto, que si fuese así seguro que te lo habría hecho saber"
"Sí, claro, para que la gente sospeche. Verás tú, que he sido la viuda de España y ahora cuando salga está casado y tiene tres hijos"
"Eres un dramático, Ago."

Los días pasaron y pudo volver a casa por navidad, bueno, nochebuena en realidad, porque la navidad la pasó en la academia.
Llamó a Raoul con el móvil de su hermana, hablaron poco, simplemente Agoney quería saber si lo había notado raro por las cámaras o porque realmente pasaba algo.

"Que no te rayes más, dramática, pasa tiempo con tu gente, hablaremos cuando salgas, ¿vale?, un beso, Ago"
Fue lo último que escuchó antes del pitido.
Por alguna razón, creía que iba a escuchar "Te quiero" al final. Iluso.
En las redes era una locura, encontró una masa de vídeos y escritos que no esperaba. Como no esperaba las diez entrevistas y el tweet de Raoul dejando claro que solo eran amigos.
Claro que sí, campeón, amigos que se besan, duermen y se duchan juntos. Amigos.
Capullo.
"No, no, Agoney, ya estás pensando de más"

Los siguientes meses fueron duros. Él no sabía nada. Javier Calvo un día llegaba con la colonia de Raoul, otro día le hacían pensar que este estaba con otra persona. El caso es que siempre lo tenían presente en sus clases. Y estaba harto, porque él era más que lo que sea que tuviese con el rubio, pero su subconsciente lo traicionaba y de pronto situaba Ibiza en Tenerife "No, no, Ibiza no, no digas Ibiza", pero sería gilipollas él, como un flan sabiendo que cualquiera que viese eso lo iba a cazar.
Aunque le daba igual, porque por mucho que digan que los sentimientos se magnifican, él tenía claro que estaba completamente encoñado de Raoul.

Y de un día a otro, estaba fuera. Fuera del concurso y fuera de eurovisión. Pero es que Raoul y Nerea se habían recorrido media España en un rato para estar a su lado esa noche, y él ya no estaba solito.

Cuando llegaron al hotel hablaron de todo y nada, sus amigos le contaron todo lo que esperaba fuera, que al parecer era mucho. Y él lloró lo que no había llorado durante los meses anteriores, habló y no lo interrumpieron. Y eso era precioso.
Nerea se colocó en medio de los chicos en la cama, abrazada a su amigo como un koala, pero él no era capaz de dormir, sus ojos se cerraban sin éxito alguno, pues volvían a abrirse mirando a la nada.
Se levantó escuchando los quejidos de la bella durmiente que lo abrazaba con fuerza y se fue al baño. Frontándose los ojos se miró al espejo, con tristeza, porque había fracasado.

"No pienses eso"

Dio un salto y cogió aire fuerte, mirando a Raoul, que se apoyaba somnoliento en el marco de la puerta.

"No eres un fracasado, Agoney"
"¿Cómo sa-"
"Que nos conocemos, amigo"
"Sí, muy buen amigo"
"Oh"
"Sí"
"¿Estás enfadado o algo así por eso?"
"Algo así"
"Pues no sé por qué, no es ninguna mentira"
"Ya...igual me duele que sea verdad"
"Ago..."
"No te hagas el sorprendido ahora, Raoul, por favor"

El rubio le tocó la cara con suavidad, acercandose luego para abrazarlo con una sonrisa, sintiendo el calor del canario por todo su abdomen, sintiendose en casa por primera vez desde que salió de la academia, hacía ya un tiempo.

"¿No pensarás que no te he esperado, no? Porque te prometí que te esperaría" Susurró con la cara todavía enterrada en el cuello de Agoney. "No he mojado el churro desde hace mucho tiempo. Y me lo has puesto difícil con tus Eloisas y tus cosas...y lo de esta noche, ya te vale, que no soy de piedra"

Agoney tuvo que taparse la boca para que su carcajada no despertase a la rubia que seguía durmiendo sin enterarse de nada.

"Bueno, como esta semana tengo que estar entrando y saliendo de la academia, me tengo que quedar, así que puedes pasarte por aquí de vez en cuando" dijo el canario levantando sugerentemente las cejas.
"Si te piensas que vas a pasar esta semana de mierda en un hotel ya te digo que te vas a llevar una hostia"
"¿Qué dices, tonto?"
"Que te vienes a mi casa"
"Si hombre"
"Eso o te mando a Adeje de un puñetazo"
"Bueno, si insistes vale, pero no voy a pagarte el alquiler"
"Esos temas los lleva Álvaro"
"Ya, ya"
"Y ahora vamos a dormir que mañana tienes entrevistas, y clase y todo eso"

Agoney se sorprendió porque no se habían separado ni un solo momento, toda la conversación fue un abrazo y susurros que se perdían en la piel del otro.

Efectivamente, la semana fue una mierda. Echaba de menos su casa, no había tenido tiempo de hablar de eso con Raoul y encima era el que peor parado había salido de todos.
Pero recordaba a sus compañeros expulsados ensayando para la gala.
Se recordaba a él mismo agarrando a Raoul y a Raoul colocando la capucha de su sudadera como excusa para pegarlo más a él. Recordaba que ahí tuvieron la charla sin miedo porque no había cámaras y nadie los estaba escuchando. Recordaba a Raoul diciéndole que el tiempo que estuvieron separados le ayudó a aclararse, no solo echaba de menos al moreno, es que creía que se había enamorado.
Y Agoney se sintió un poco más completo.

Al final la semana extra fueron dos semanas, prácticamente estuvo un mes viviendo con Raoul y su familia, que, por cierto, lo trataban como uno más, en especial el hermano mayor de su chico, que estaba realmente emocionado por la situación sentimental de su hermanito, y en parte eso, también lo hacía feliz, porque lo aceptaban.

El momento de la despedida no fue fácil. Literalmente. No fue fácil, fue incómodo, en un coche más bien pequeño, metido en un callejón cerca del aeropuerto, llegando sudoroso y con la sensación de que seguía teniendo el freno de mano clavado en sus riñones. Pero había merecido la pena. Como todo si era al lado de Raoul.

Anunciaron nuevas firmas y a él y su novio les había tocado juntos y en las Canarias y no podía ser más feliz, ¿a quién podía engañar, con la cara que tenía constantemente?

Raoul llegó unos días antes para pasar tiempo con él, y conocer su tierra, su casa, su familia. Lo llevó a montar en helicóptero, en barco a ver ballenas, le hizo unas dosmil fotografías en las que salía, pues como era, precioso.
La sonrisa permaneció intacta, incluso cuando llegaron al hotel y pudieron jugar con el espejo del techo.

Él volvería a Barcelona, y Raoul visitaría Adeje en un momento raro que tenía Agoney.
Pudieron quererse todo lo que se querían.

Lo hicieron porque sí.
Porque lo habían prometido, poner orden a sus sentimientos, callar a las malas lenguas.
Y de paso, ordenaron su vida.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 19, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CINCO CANCIONES PARA TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora