El mundo🥀

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"El mundo salta por la ventana
y yo mordiendo el rojo de tu cara
regateando a la conciencia
entre tus alas"

No sabían cómo había pasado, pero ahí estaban ellos, en la pequeña caseta, mirándose a los ojos, tapados con una fina sábana que en algún momento seguro que fue blanca, aunque ahora era de un precioso tono beige, precioso porque cubría sus cuerpos desnudos y abrazados, jóvenes y bellos.
Sus pieles contrastaban, uno pálido, rubio, con las facciones duras y como diría Lady Gaga en aquella serie, una mandíbula para días, y días, y días. El otro moreno, lo mirases por donde lo mirases, de ojos oscuros, y con aquella carita "tan Disney" que decía Nerea mirándolo siempre.

Ellos se habían odiado desde antes de conocerse, desde antes de nacer, no era de extrañar que cuando Agoney, el canario, el moreno, el mayor de ambos, el virtuoso, llegó a la ciudad natal de Raoul no se soportasen, desde el momento en el que a Ago le presentaron al rubio, por más que intentase que le cayese bien, no lo consiguió, llevaba todo el día un palo en el culo, era estirado, borde, no aguantaba ni una broma, y no contento con eso, siempre le reía las gracias al idiota de Cepeda.
Sin embargo, el de Tenerife, adoraba pasar tiempo con Mimi, Ricky y Alfred, ellos lo trataban tan bien, siempre lo miraban con aceptación y cariño.
Raoul se llevaba tan bien con todos y con nadie...sus únicas amigas de verdad eran Nerea, Mireya y Miriam, pero para seguir siendo alguien en el equipo de fútbol debía llevarse muy muy bien con ciertos idiotas, como Cepeda, por él nunca aceptó su sexualidad, por él se metió con Ricky y Agoney cuando los encontró flirteando a la salida.
Por todas estas cosas odiaba al canario. Él era libre, él iba y venía con chicos, los besaba en público sin vergüenza. Envidiaba a Agoney tanto que no era capaz de soportarlo.

Todos los alumnos de la clase estaban emocionados, iban de acampada al bosque, aunque con profesores, sabían de un sitio en el que no los encontrarían para dar una vuena vuelta.
Cuando salieron en el autobús se repartieron en varios grupos: Mimi y Ricky se sentaron detrás de Agoney y Alfred y escuchaban música por parejas. Aitana y Amaia se sentaron juntas y cotillearon durante todo el camino, Miriam, Nerea y Mireya se sentaron atrás dejando un hueco para Raoul, que nunca llegó, pues sus amigotes lo llamaron y se sentó con ellos.

Al llegar prepararon las tiendas de campaña y pasaron la tarde jugando a distintas cosas, ya por la noche, sobre la una todos salieron y se fueron a la zona planeada.
Entre botellines, bailes y hormonas revoltosas, Raoul pasó por el lado de Agoney (que estaba bailando con SUS amigas, lo cual le dio mucha rabia) y lo empujó con el hombro disimuladamente ("disimuladamente los cojones, niño" que habría dicho el moreno).

Agoney lo dejó pasar solo la primera vez, pues la segunda lo buscó y lo agarró de la pechera, mirándolo desafiante.

-¿Qué cojones te pasa?
-Eh, no te pases que no sé de qué coño hablas.
-¿Los empujoncitos y los susurros de mierda insultándome no te suenan?
-Mira, Agonías, tengamos la fiesta en paz que tienes una nariz muy bonita como para rompertela.
-¿Me estás amenzando o tirando caña?-preguntó el más mayor sonriendo con suficiencia.
-Ya quisieras que fuese como tú- se apoyó en el árbol con Agoney agarrandolo de la camiseta igual de fuerte.
-Ya quisieras que mi radar fallase alguna vez, eres transparente como el ala de una mosca.

Raoul intentó enfadarse pero solo se sintió nervioso, se sintió vulnerable y pequeño. Descubierto.

-No soy gay.
-Pues para no ser gay estás más empalmado que una mierda, chaval.
-Es por las copas

Agoney rió fuerte y lo soltó, se dio la vuelta y empezó a acercarse al grupo, pero Raoul lo impidió. Lo trajo consigo de nuevo y sin más lo besó.
"Pensé que no lo harías nunca" susurró el otro. Empezaron a andar para alejarse más, entre besos toparon contra una pared. Agoney inspeccionó la caseta (era un almacén para herramientas) y entraron.
Raoul empezó a desnudar a su archienemigo, en ese momento estaban solos en el mundo. Toparon con un trozo de tela, una sábana vieja, y se la echaron por encima para seguir con lo que estaban.
Fue la noche más bonita de la vida del rubio, al menos entonces se sintió querido, Agoney se dejó hacer y le dio un cariño que no le había dado nadie.

Así habían llegado al momento descrito al principio. Se miraban a los ojos y sonreían.
Solo ellos en el mundo, nadie más, solo ellos en el mundo sin nadie que pudiese criticarlos.
Eso creía Raoul sintiéndose protegido metido en el abrazo caliente de Agoney.
Lo creyó hasta que la puerta se abrió de golpe dejando ver a los amigotes haciendo fotografías.
El pánico los llenó a los dos. Pero la cara de Cepeda fue cambiando de la sorpresa (de que Ricky no fuese Ricky sino Raoul) al asco. Pidió a los demás que parasen de hacer fotos y se acercó a la pareja que ya se encontraba en pie, tapados solo con la sábana.

-¿Qué coño haces, tío?
- Nada...
-Te has follado al marica.
-Me llamo Agoney.
-Me da igual, gilipollas.

Raoul empezó a llorar. Le gustaba el pequeño trozo de mundo que habían creado los dos solos en aquella caseta. Y ahora estaba desprotegido de nuevo. Desnudo. Pero de pronto la mano de Agoney cogió la suya con fuerza y besó su mejilla con amor, delante de todos y no sintió vergüenza, se sintió seguro.

-Sí, Luis, y todos, lo he hecho, he hecho el amor con la persona que me gusta, que es más de lo que podéis decir vosotros, porque, amigo, Aitana no acabará la noche contigo, porque pasa de ti, comprende ya que no es no. Pero esto- levantó las manos enlazadas de ambos- esto es sí. Y si él quiere- dijo mirando al moreno sonriente- será mucho más que sí.

Todos se marcharon avergonzados, dejando a los dos vistiéndose tranquilamente, una vez fuera de la caseta Agoney enterró la cara en el cuello de Raoul. "Quiero que sea mucho más, quiero que sigamos creando mundos solo para ambos, quiero que nos sintamos valientes frente a ellos y quiero que te quieras como eres, te daré el amor que haga falta para que lo hagas"

Raoul empezó a llorar, sonriendo ests vez. Y besó a Agoney como si el mundo real se fuese a acabar en ese preciso instante. Luego no dijeron nada más.

El lunes Raoul se sentó con sus amigas, su novio y los amigos de este presentandose como la persona nueva que era gracias a Agoney y el mundo que ambos habían creado.

CINCO CANCIONES PARA TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora