The Dawn Of The Evil

1. Preocupación

Dentro de su sueño profundo, el pequeño héroe suelta algunos quejidos de dolor y temor. Hecho ovillo y cubierto por una sábana, sudando en frío, temblando e inquieto preocupa a las hermanas.

-Cremia- llama la menor- ¿Qué crees que le pase? ¿Una pesadilla?- su mirada triste llega rostro de su hermana en busca de tranquilidad.

Cremia sin expresión asiente.

-¿Deberíamos despertarlo?- vuelve a preguntar con voz tímida.

La respuesta negativa de la mayor le entristece un poco. De nuevo fija su atención en el rubio, parece sufrir mucho y estar muy cansado.

Pronto siente la mano de su hermana sobre su cabeza, dando una caricia fría e indecisa.

Cremia está realmente preocupada.

-Es hora de dormir- suave y tierna, la orden de Cremia es atendida por Romani.

Sentada en su cálida cama la pequeña baja la cabeza. Su amigo está grave y no tiene la posibilidad real de ayudarlo.

Si saltamontes la ayudó ¡Ella debe ayudar a Saltamontes!

Busca a su alrededor cierto objeto. Con la poca luz que la vieja lámpara de aceite alumbra la habitación forza la vista. Sin resultados, baja de su cama para cambiar de táctica.

Suavemente desliza sus pies para evitar el más mínimo ruido. De esquina a esquina recorre la habitación sin éxito.
Desilusionada, suelta un suspiro bastante fuerte y tapa su boca con nerviosismo.

¿Dónde puede estar?

Esta pregunta ronda por su cabeza un buen rato. Su habitación, el baño y el corredor son totalmente descartados, junto con la cocina, el cobertizo y el gallinero. En el cuarto donde Link descansa tampoco puede estar. Su única opción sería el techo.

Poco convencida decide abrir la ventana con mucho cuidado.

El pequeño hylian se retuerce cuando una sensación helada recorre su espalda. Asustado abre los ojos de golpe en busca de la fuente de frío.
Alzando la vista se encuentra con un par de hermosos zafiros irritados.
Romani tenía el cabello revuelto y esponjado, su rostro tenía algunos rasguños y suciedad y, en uno de sus brazos, un gran golpe.

Ninguno habló. Ambos se encerraron en un extraño ambiente de silencio que no les incómodo.
Tampoco es como que alguno tuviera iniciativa.

Justo cuando el rubio se armo de energía para hablar, Romani le extendió un pequeño objeto.
Maltratado y viejo, un conejito de peluche muy simplón, diría el héroe pero la expresión de su amiga le incitó a tomarlo.

En respuesta, la peliroja lleno su magullado rostro de alegria y levantó la frente con orgullo.
Tras otro silencio, los pequeños se despiden y regresan a sus camas a dormir. Sin embargo, ambos saben que algo anda mal.

                                   
Apenas asomándose el astro rey, el canto alegre de un cuco suena en todo el rancho indicando la primera hora del día.Aunque Cremia se adelanto por mucho, le delatan las tinas de leche recién ordeñada y una que otra canasta rebosando de blanquillos.

Sus ojos reaccionan ante la luz cegadora del sol, con el antebrazo cubre su vista. Estaba algo sudorosa y cansada, pero el trabajo no era la causa.
Toda la noche no concilió el sueño. La luna a punto de caer, la repentina aparición de Link en el rancho y su hermana haciendo sabrán los gigantes qué, un arcenal de máscaras extrañas... Todo en un solo día.

Suelta una leve carcajada, si algo sabe por experiencia es que los problemas van y vienen. No debería perder el entusiasmo por algo que tiene una solución futura. Lo mejor será no tocar el tema de forma recurrente y buscar distracciones.

—¡Eso es!— pensó Cremia —Deberiamos hacer algo para distraernos—

Por su mente pasa el recuerdo del Festival del Tiempo, este se había cancelado gracias al casi apocalipsis de Termina pero al parecer se va a posponer.

¡Si!, esa es la ocasión indicada. Pueden ir a comer, pasear por Ciudad Reloj y participar en las actividades que ofrecen. Está segura que lo disfrutarán.

—¡CREMIA!—una voz chillona le saca de sus pensamientos —¡SALTAMONTES ACABA DE DESPERTAR!—

La mayor sonríe. Tal vez debería dejar de pensar por un momento.
Llevando en manos una carga de huevo, retoma su camino hacia la casa.