Capitulo cinco.
- ¿Segura de qué no puedes ir al concierto? – pregunta Matthew al otro lado de la puerta.
- Sí, no me siento nada bien. – Digo. No quiero ir a ese concierto, no creí que seguiríamos hablando hasta éste punto. De tan sólo pensarlo me dan nauseas, ganas de llorar y algo de miedo.
- Bueno, ni modo. – Dice. – ¿Quieres qué te haga compañía? – No. Pero bueno, suena mejor que llorar hasta quedarse dormida otra vez.
- Está bien. – Digo y lo dejo pasar.
- ¿Están tus padres?
- No lo sé. – Me mira algo extrañado. – Estaba en mi habitación y ella no avisa cuando llega.
- ¿Ella?
- Mi mamá.
- Oh, está bien. ¿Tienes Madagascar?
- No, pero tengo Charlie y la fábrica de chocolates.
- ¡Uh! Me encanta.
- Genial. – digo mientras tomo la película. Después la pongo dentro del DVD. – ¿Quieres… palomitas? – pregunto con dificultad. No sé cómo hacer esto, nunca tengo visitas y esto me está costando bastante.
- Oh, no, está bien, no te molestes. – ¿Y ahora qué hago? No sé qué hacer cuando alguien rechaza algo.
- Eh… No es ninguna molestia… – Creo que lo hice bien, no lo sé.
- Bien. Si insistes. – Hago una mueca y voy a la cocina. Agarro un paquete de palomitas de la despensa. Subo mi manga que era demasiado larga y abro el microondas. Noto que la estufa está prendida así que la apago, supongo que fue mamá quien dejo hirviendo el agua. Tomo la olla en donde está hirviendo el agua, está tan caliente que tengo que soltarla.
- ¡Carajo! – grito cuando el agua me cae sobre la muñeca, mal día para cortarse.
- ¿Estás bien? – dice Matthew acercándose.
- No, me quemé. – Arde demasiado.
- Déjame ver. – dice intentando tomar mi mano.
- No, sólo necesito hielo, nada más. – Abro el congelador y saco una cubeta de hielo.
- No necesitas tantos hielos. Uno, tal vez dos, yo te ayudo. – Toma un hielo.
- No, estoy bien, ve a ver la película.
- No seas testaruda. – Toma mi mano y ve mi muñeca. Nada que hacerle, las vio, ya no debo evitar nada, pero él no dice nada, simplemente comienza a poner el hielo sobre donde me cayó el agua. Aunque él no diga nada para mi resulta demasiado incómodo. Porque además me está tocando y odio que me toquen. – Listo.
- Gracias. – Digo con una mueca sin hacer contacto visual.
- ________, no sé porque lo haces y no te diré que dejes de hacerlo, sólo te puedo decir que sé que no es nada bueno. – Dice y me muestra sus muñecas, también se corta. ¿Él se corta? Pero si siempre se ve tan feliz y seguro, no lo entiendo. Y la verdad no sé qué decir, me quedo muda. – Vamos a ver la película. – Asiento, ni siquiera puedo hablar.
Nos sentamos a ver la película y yo permanezco callada, Matthew hace comentarios de vez en cuando pero yo no respondo nada.
- ¿Por qué tan callada? No me molesta que te cortes.
- Es…– digo. – Nada. – Hice una mueca.
- ¿Es por qué yo me corto?
- Sí… Es –pienso en la palabra para decir, sólo se me viene una a la cabeza. – extraño.
- ¿Quieres saber por qué lo hago? – No respondo, no sé si deba entrar a su vida de esa manera. – Te lo diré, pero quiero saber porque lo hace tú. ¿Trato? – Lo pienso un momento, no sé si deba decirle, bueno, no le diré todo.
- Bien.
- Comencé a cortarme a los trece años porque a esa edad murieron mis padres, estaba muy triste por eso. Cuando pasó me molestaban en la escuela porque mis dientes eran horribles, así que cuando supieron que era huérfano comenzaron a molestarme aún peor, y bueno, yo no podía con eso porque se burlaban de mi falta de padres, era horrible, así que… Comencé a hacerlo.
- ¿Quién…? –tomo el valor para hacer la pregunta – ¿Quién te molestaría?
- No me crees ¿cierto? – niego, con dificultad, me da vergüenza admitir que no le creo.
- Bueno, te diré algo que sé… Cuando eres nuevo en una escuela y no conoces a nadie pero crees que va a mejorar porque los nuevos no son nuevos para siempre. Pasa el tiempo y tal vez haces algunos conocidos pero luego pasa más tiempo y algunas personas se esfuerzan para que no se hagan tus amigos. Sigue pasando el tiempo y esas personas logran su objetivo, así que poco a poco te quedas sin conocidos o siquiera gente que te trate bien. Te molestan casi a diario menos por los días en que eres totalmente invisible y… Las cosas se hacen peor porque son realmente crueles y no dejan de serlo por más mal que te sientas. Y entonces te acostumbras y es realmente horrible a acostumbrarse a algo que te lastima tanto día a día. Pero lo haces, porque es como si no hubiera otra opción, pero da igual si te acostumbras o no, porque de todos modos terminas ahogándote… Totalmente solo, deprimido, es, terrible… Sólo quieres morir, porque… crees que, solo así acabará el dolor. Pero todo queda en un deseo porque eres tan cobarde que no puedes hacerlo, o siempre hay una razón estúpida, o tu suerte es tan mala que siempre que lo intentas de atrapan. Así que vives con ganas de morir con la esperanza de que algún día acabe todo. – Estoy respirando con dificultad y tengo los ojos llorosos… Todo lo que dijo es cierto, y duele. – ¿Lo crees ahora?
- Supongo… – digo mientras seco una lágrima que cayó. Respiro hondo. – ¿Aún… – sorbo mi nariz. – ¿Aún no lo superas?
- Oh sí, hace un tiempo. – Hago una mueca y trago saliva.
- ¿Entonces por qué te cortas?
- Porque a veces me deprimo y sólo así me siento mejor. Pero intento dejarlo, no es bueno.
- Lamento que te molesten por mi culpa, tú… ya lo habías superado y ahora te molestan de nuevo…
- Me da igual que me molesten, son idiotas carentes de amor, no me importa lo que digan.
- Pero podrías tener amigos, tú sabes.
- ¿Amigo de esas personas horribles? No, gracias. Prefiero ser tu amigo. Claro, sí tú quieres… – dice como un niñito intentando hacer amigos y me causa gracia. – Me gustaría ser tu amigo. – dice ya en serio. Me paso un mechón de cabello detrás de la oreja y por fin lo miro.
- A mi igual. – Digo despacio con la mano aún en mi oreja, y hago una expresión amable.
- Genial. – sonríe y le devuelvo la sonrisa como puedo. – ¿Ahora miramos la película? – Asiento y la pongo a rodar.
- Buenas noches. Que tengas dulces sueños. – dice Matthew en la puerta.
- Adiós. – me despido y él sube a su moto.
Matthew se va, bastante tarde, de hecho. Me preocupa un poco el hecho pero supongo que él estará bien. Me voy a dormir, sin ganas de llorar, ni harta por todo, sin ganas de hacerme daño y miles de cosas más que hacen de mis noches un asco. Me voy a dormir alegre porque creo que tengo un amigo, bastante infantil pero así me siento. ¿Quién sabe? Tuve una buena noche y tal vez tenga dulces sueños.--------------------------------------------------♡
Matthew idolo, lo faneo.
¡GRACIAS POR LEER! Y por los comentarios y votos, gracias.
Escritora: @blckskxnhead
