Capitulo uno.
El maestro no llega aún, era cuestión de tiempo que nos dispersáramos, no hay nada que hacer. Me siento algo aislada del resto mientras analizó a todo el grupo.
Por un lado están las chicas normales hablando, aún con sueños y esperanzas, esas que no son de la gran cosa, sólo tienen la vida de cualquier adolescente. Podría ser una de ellas… Si no hubiesen arruinado mi reputación, autoestima, vida… En fin.
Por otro lado están las animadoras, hermosas, populares, de lo mejor de aquí. Están ensayando mientras que por otro lado están las chicas populares qué no están en animadoras, no son muchas.
Y por último, los chicos, deportistas, hermosos, mujeriegos, charlando como ellos suelen hacer, lo más seguro es qué estén hablando de las chicas y digan cosas asquerosas… Tardo unos minutos en darme cuenta de que esa chica soy yo. Volteo mi cabeza intentando disimular, pero los escucho llamándome, no puedo ignorarlos, me iría mal. Me levanto de la banca y voy hacia dónde están, miro al suelo, para no mirar a Justin.
- _________, antes de qué te cayeras – comienza a decir Zayn. Frunzo el ceño. – no podía quitar los ojos de tu trasero, es tan grande. – sonrío, falsamente, claro.
- No tienes una pequeña idea de cuanto lo deseo. Dios, es enorme. – dice Owen.
- Tu cuerpo es de las pocas cosas buenas qué tienes. – dice Christian.
- ¿Pocas? Yo creo que es la única. Es un regalo del cielo, Dios no podía dejarte sin nada bueno. – dice Ryan.
- Espero que tengas claro que es un gran privilegio lo que tienes allí. – dice Clive. Asiento, esto es patético.
- Están adulando de más. Sí, hay que admitirlo, está buena, pero han visto e incluso tenido cosas mejores ¿o me equivoco? – Dice Justin. Claramente intenta bajarme del nivel qué los chicos me dan, pero desde mi punto me hace un favor.
- Tienes razón, hermano.
- Sí, es cierto.
- Tienes toda la razón.
- Sin ofender. – dice Justin. – Es para qué lo tengas claro, nada más. Y creo que ahora que lo tienes claro puedes venir a despedirte. – suspiro y me pongo en frente a Justin. – Sé qué hacer esto te incomoda… Por eso insistimos en hacerlo cada vez más, siendo claro. – Asiento de nuevo. No tengo absolutamente nada que decir. – Bueno, adiós. – Y en cuanto volteo siento la nalgada de Justin. Yo creí que me había salvado.
- Deberías pasar a despedirte de todos. – dice Zayn. Paso por delante de Zayn. – Adiós _______. – me nalguea. Finjo una expresión amable. – tendrás un buen día. – Afirma sonriendo.
Paso por el lado de cada uno de ellos mientras pongo una expresión amable en mi cara. Aunque por dentro me siento como una regalada.
¿A qué chica le pasan esas cosas? Oh sí, a mí.
Vuelvo a aislarme de todos y espero con ansías a que acabé está clase. El maestro no volvió y la campana sonó, todos pasamos al vestiér para ir a la siguiente clase.
- Notamos que hablabas con los chicos hoy… Y… Sonreías mucho y ellos también. Quiero asegurarme de que no te crees la gran cosa, porque, han sido muchos años trabajando para que tu autoestima sea nada, no queremos que te confundas. – dice Scarlett. De verdad no las sentí venir.
- Sí, porque… Cariño, que te dejes tocar el trasero de ellos no te hace linda, te hace una zorra. ¿Tienes claro todo esto? – Asiento. – Bien, porque eres patética, fea y esa ropa que tienes puesta para de lesbiana. – Ambas me miran mal y siento unas terribles ganas de llorar.
- Sería preferible que vinieras con una bolsa de basura puesta. – Mónica suelta una risita.
- Adiós alien. – dice Mónica y ambas se marchan. Miro a mi ropa que está mañana no me parecía tan fea y suelto un suspiro.
Ellas dos siempre logran que me sienta terriblemente mal, es imposible que tenga que vivir con esto todos los días, es una pesadilla diaria.
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