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El viento de aquella noche tan tormentosa soplaba con fuerza, parecía helar más de lo acostumbrado

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El viento de aquella noche tan tormentosa soplaba con fuerza, parecía helar más de lo acostumbrado. Las calles estaban vacías, no porque la madrugada estaba presente, sino que el concierto de balas y sangre hizo que toda alma corriera desesperada, temerosas por sus vidas La mafia de Japonesa no sólo causaba intimidación y pánico; sino que también, en contra de las autoridades y gobernantes, estas eran  respetadas y temidas.

Y en esa madrugada llena de sangre, venganza  y rencor, había muerto Fugaku Uchiha, uno de los mafiosos más famosos y poderosos de Japón; traficante y vinculado a miles de asesinatos.

De la boca de Hinata no salía palabra alguna, más bien, no sabría por donde empezar. Sus sentimientos estaban mezclados y confundidos. Había visto morir al hombre al que ella pensaba que debía su vida y lo que es ella ahora. Años atrás Fugaku se había convertido en una figura paternal para ella. Pero cuando conoció a Naruto, desde que Fugaku le dió la orden exclusiva de matarlo, su manera de verlo cambió lentamente y en definitiva. Nunca había desobedecido ningún mandato del líder Uchiha, pero matar al hombre del que se había enamorado era algo que no haría, jamás, sin ponerlo en duda.

Ahora lo veía de frente a sus ojos azules. Imponente y desafiante;  rodeado de sicarios armados hasta los dientes.
Naruto se acercó más a ella y la cobijó con su chaqueta para protegerla de la brisa fría.

-Está helando, volvamos a casa- dijo Naruto a Hinata que lo miraba perdida y asustada

-¿A qué casa?- ella apenas saliendo del asombro pensaba en todas las consecuencias que vendrían después de esto -¿Que has hecho? Dime

-Iba a matarlo tarde o temprano, no sé porqué creyó el anciano ese que se saldría con la suya, siempre estuvo equivocado, él mismo mató a mi padre, y ojo por ojo, así es como funcionan las cosas aquí.

-Exacto- gritó Hinata en voz alta -Y por esa misma razón tienes que irte de aquí ahora, tú y todos tus hombres

-No haré tal cosa- Naruto estaba decidido y nada arrepentido del atraco que había hecho. Temía por la vida de Hinata, más que cualquier cosa, por eso no se iría sin ella.

-No tardará en venir la policía, la prensa y esas mierdas

Naruto una hizo seña a dos de sus empleados que significaba que tomen a Hinata así sea por la fuerza y la suban a su auto para desaparecer de el lugar de los hechos. Había dejado de escucharla.

Con un rápido movimiento Hinata cargó su pistola y apuntó a los empleados de Naruto para impedir que la obligaran

-No hagas esto más difícil, vámonos ya- Sé quejó lleno de frustración

-Tu lo haces difícil ¿no te das cuenta Naruto? los Uchiha vendrán y yo iré con ellos- Su largo cabello bailaba en el viento, lucía despampanante por fuera, pero rota por dentro

-Hinata vámonos, ahora- Sin miedo alguno Naruto se acercó a ella y le obligó a bajar el arma, limpió rápidamente las lágrimas que brotaron de sus claros ojos y besó su frente -Tengo miedo de perderte- Dijo en un susurro audible sólo para ella

Royals /Naruhina/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora