Capítulo V. ¡Oh! ¿Interrumpí su faje?
Agustín era algo bipolar.
– ¿Te llevo o irás caminando? –me preguntó Kat.
–Iré con Ruggero –respondí con la mirada baja. La cara de Kat expresó sorpresa.
– ¡Wow! ¿Y a qué se debe eso? –picardía salía de su voz. Agh, aquí vamos de nuevo.
–Haremos un trabajo en su casa –me encogí de hombros simple.
–Oh... –alargó –En ese caso, ¡Adiós, Caro! –se despidió amable y se fue a su carro, mientras que yo me quede esperando a Ruggero en la acera del colegio unos minutos más.
–Lamento la demora, Caro –se disculpó Ruggero acercándose. Sus ojos irradiaban una felicidad inexplicable.
–Oh, no te preocupes –hice un gesto restándole importancia –Te veo muy feliz... –su sonrisa se ensanchó más.
–Lo estoy.
Esto tenía nombre y apellido.
–Déjame adivinar, ¿Karol?
– ¡Correcto! –exclamó –Me dio una oportunidad, como sabes, estábamos peleados, pero eran celos insignificantes –contó.
– ¡Me alegro mucho!
Aunque llevaba apenas unos días en ese colegio, y siendo amiga de Ruggero, ya le tenía cierto cariño, y al verlo contento, yo también lo estaba.
Caminamos hasta su carro, y nos montamos. Unos segundos más tarde aún ahí, el sonido de un golpe en la ventana nos hizo mirar alrededor. Ruggero miró confuso y sonrió al ver de quien se trataba.
– ¡Hermano!
–Hey, Rugg, ¿Qué onda? ¿Puedo ir? –preguntó un chico con acento mexicano de tez blanca y cabello marrón.
– ¡Claro! Sube, Mike –ordenó. – ¿No te molesta si lo llevamos, cierto? –me preguntó.
–No, claro, que no –negué enérgicamente. Por dios, era su carro.
El chico que al parecer se llamaba Mike se adentró en el carro.
–Oh, y, ¿Quién es esta dulce chica de aquí? –preguntó juguetón. –No me digas que tu nueva conquista Rugg.
Ruggero solo rio y negó con la cabeza – ¡No, para nada! Es una amiga –explicó –Michael, ella es Carolina, es un poco tímida pero agarra confianza rápido. –Le habló a él –Y Carolina, él es Michael o Mike, también es un poco tímido, oh, y... se cree payaso.
Los tres reímos al unísono.
–Bueno, cuéntame Caro, ¿Tu edad?¿Qué año ves? ¿Tienes hermanos? ¿Color favorito? ¿Comida favorita? ¿Practicas algún deporte? ¿Tienes novio? –me bombardeó de preguntas.
–Wow, pero veo que eres muy tímido –Mike rió.
–Lo soy, a veces, pero bueno contesta.
–Okay, contestaré tus preguntas. Tengo 16 años. Estoy en cuarto añ... –Mike me interrumpió.
–Bueno, ahora me siento como un asalta cunas –yo reí ante su comentario – ¿Qué? Voy a quinto.
–Pensé que ibas con nosotros –reí confundida.
–Equivocada.
–Me di cuenta.
–Sigue con las preguntas.
– ¡Oh claro! No tengo hermanos. No tengo un color favorito. Podría decir que mi comida favorita es la pasta. –contesté algunas. Por alguna razón me generaba confianza, oh, y comenzaba a caerme bien.
– ¡Oh, en eso estamos de acuerdo, pequeña Caro! –exclamó riendo.
El camino a la casa de Mike fue realmente entretenido, él era muy divertido, a pesar de que me contó que era muy amigo de Valentina y su grupo de gente odiosa. Aprendí varias cosas sobre él, tenía dieciocho años, casi diecinueve, su comida favorita era la pasta, igual que yo, no vivía con sus padres, y tenía una hermana de apenas cinco años.
Cuando estuvimos frente a su casa nos invitó a pasar pero negamos y nos despedimos rápidamente, para luego dirigirnos a la casa de Ruggero.
¡Wow!
Fue lo único que pensé cuando estuve frente a aquella casa, que digo casa, ¡Mansión! La mansión de Ruggero Pasquarelli, por afuera era igual o casi mas grande que mi casa anterior en Argentina, era hermosa, y por adentro era igual de espaciosa y arreglada. Entramos consiguiéndonos con una amplia sala de estar a la derecha y en el frente las escaleras que llevan al segundo piso.
–Ponte cómoda –me dijo Ruggero.
–Iré a sentarme –le informé. Así que me dirigí a uno de los grandes muebles negros.
–Está bien, buscaré algo de tomar en la cocina, ¿Quieres? –Asentí y él fue a la cocina.
Ese momento incómodo cuando te quedas sola en la casa de un amigo. No tenía nada que hacer, así que me acerqué a una pequeña masa de madera, con cuadros adornando. Uno de ellos llamó mi atención, eran cuatro personas, un hombre y una mujer abrazados, y con ellos dos pequeños niños, uno más pequeño que el otro. Se parecían mucho, y dedujé que uno de ellos era Ruggero. Tenía unos lindos ojos miel y el cabello revuelto, realmente adorable...
Alguien carraspeó llamando mi atención, y solté un grito ahogado cuando me di cuenta de quien se trataba.
Agustín Bernasconi.
– ¿Qu...qué hac...es aquí? –Tartamudeé nerviosa.
–Perdona, ¿Qué dijiste? No te entendí –se burló. Aclaré mi garganta y deje el cuadro sobre la mesa.
– ¿Qué haces aquí? –pregunté menos nervisosa. No sé en que momento mis manos empezaron a sudar, y mi corazón se aceleró.
– ¿Debo pedirte permiso para venir o qué?
¡Ah! Que grosero.
–No, no, no, no dije eso –me apresuré a decir –Solo que Ruggero no me avisó que estabas aquí.
– ¡Oh! ¿Interrumpí su faje? –expresó burlón. ¡¿Faje?! ¿Que faje? ¿Quién creía que era?
– ¿QUÉ? ¡NO, NO! –Exclamé. Mis mejillas fácilmente podrían ser luces para un árbol de navidad de lo rojas que estaban.
Agustin se rio, y ¡Oh Dios!, dejando sus burlas de lado, su risa era lo mas hermoso que había escuchado jamás.
–Debiste ver tu cara. Fue tan... –hizo un gesto con las manos.
Ruggero entró en la sala con dos refrescos en las manos interrumpiendo a Agustín – ¿Agus? ¿Qué haces acá?
–No tenía nada que hacer, así que...pensé en venir a tu casa –se encogió de hombros desinteresado.
–Bueno, nosotros haremos un trabajo...
–Estaré en tu habitación –informó y subió las escaleras rápidamente.
Y yo estaba más confundida que nunca. ¡Cuanta confianza!
Agustín era algo bipolar, como de odioso, y grosero, pasó a reírse. Raro.
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INVISIBLE A SUS OJOS {AGUSLINA}.
FanfictionCarolina Kopelioff, llega inesperadamente a Los Ángeles siendo una chica tímida a la cual constantemente molestan, todo cambia cuando ella empieza a tener ciertos sentimientos hacia Agustín, pero por el lado de éste nada pasa, para él ella es una ch...