¿Parte 1?

52 2 0
                                    




No sé con certeza la cantidad de veces que he escrito pensando en ti. Y tampoco quiero tenerlas presentes, simplemente me nace y tengo que sacarlo. Siempre he sido una persona que reprime mucho lo que siente, pero llevo un tiempo escribiéndolo, más como terapia personal.

Si te soy sincera ni siquiera sé por qué te estoy escribiendo esto, pero voy a plasmar todo lo que siento, así sin más. Después lo guardaré y seguramente voy a quemarlo con la esperanza de que así se vaya todo lo que estoy sintiendo.

Creo que ya es momento de aceptar los hechos: Me gustas. Así de simple y fácil: me gustas. Me gustas hoy y me gustabas ayer, con tu playera azul, la gris, la turquesa del día anterior, lo que te regalé en tu cumpleaños, la otra gris, la negra, la rosa, ahhhh. Y me choca que te veas tan bien con cualquier color, neta me caga eso. Creo que si te pones un costal de cemento te verías igual de bien y eso es frustrante.

Ni siquiera soy consciente del momento exacto en el que empezaste a gustarme, porque en primer lugar, tiene poco que realmente lo acepté y apenas me hago a la idea. Tal vez siempre me has gustado. O tal vez nunca te había notado. O tal vez no se me había ocurrido verte con otros ojos. Digo, eres quien eres, está casi prohibido en la Biblia. Jesucristoooooo. Me siento tan mal por eso, a veces pienso que soy la peor persona del mundo. No se supone que yo debería de fijarme en ti, ¿o si?

Pero siguiendo con mi profunda confesión: Sí, me gustas. Y no sé hasta cuándo dejarás de gustarme, o si vayas a gustarme para siempre. En momentos como este, me gustaría un montón predecir el futuro. Y voy a escribir que me gustas las veces que sean necesarias, hasta que me harte. Y mira que soy muy paciente. Por ejemplo, contigo. Me caes mal, pero sin embargo, te tolero. Y ahora estoy escribiéndote esto, ¿ves cómo soy? Ni siquiera yo me entiendo.

Me gustas. Y me gusta cómo me miras, no sé si lo hagas a propósito, o así seas, es algo que me cuestiono mucho. Pero me gusta cómo me miras. Me gusta cómo se cruzan nuestras miradas. Me gusta el color de tus ojos. Me gusta tu mirada. Y me gusta más sentirla sobre mí. Y es que soy fanática de los detalles. Me gusta conocer detalles de las personas, hasta lo más mínimo, no sabes cuánto me gusta. Me gusta saber cómo duermes, las pesadillas que tienes, me gusta conocer al niño tierno que llevas dentro, aunque lo entierres hasta lo más profundo de ti. Me gusta tu forma de ser, siento que puedo comprender cada una de tus facetas, y eso en parte me asusta. Porque en general te odio. Pero después me sonríes y se me olvida.

Aún recuerdo ese día en el autobús, íbamos con mis amigas, y por alguna extraña razón que no tengo clara, estabas ahí. Entonces estábamos acostumbrados a pasar tiempo juntos, muchísimo. Yo tenía algunos problemas y no quería afrontarlos. Eras parte de mi vida sin que yo me diera cuenta. A ella la saludabas siempre con un beso en los labios, de piquito, algo inocente. Y a mi también. Pero fue algo tan normal e inconsciente para mí, que ni siquiera le di importancia.

Pero estaba muy equivocada. Porque a partir de eso, todo cambió.

Diario de una Chica Popular.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora