Nunca supe el significado de por qué hay noches en las que el cielo se encuentra naranja. Decidí googlearlo. Párrafos y párrafos hablando de cosas que nunca podría llegar a entender. Cierro la computadora y decido abrir las cortinas para poder recostada ver el inmenso cielo. Así imagino mil historias, tanto a astronautas derramando desde algún planeta desconocido pintura naranja, como también, a todos los científicos creadores de la electricidad poniéndose de acuerdo para crear en el cielo un interruptor y así brindarnos de noche el color del atardecer. Se que a veces puedo ser imaginativa, mi abuela solía decirlo. A veces serlo ayuda a esconderme un poco de la realidad y olvidar algunas cosas que me acompañan todo el tiempo.
Imagino cosas, historias, personas. Imagino tanto que me sirve para escribir, creo mundos fantásticos con criaturas nunca antes vistas.
Y así, mirando hacia unos recuadros de vidrio que reflejaban un color inusual para estas horas, me dormí. Desperté a la madrugada en un auto. En el auto estaba mi papá conduciendo y en la parte de atrás a mi lado, mi abuela se arreglaba sus lentes, tan característicos suyos. Yo miraba, ella radiante, sol, luz, risa, flor. Yo vacío, pozo, confusión. El viaje parecía interminable. No paraba de hablar con ella, me contó esas historias que desde muy chiquita vengo escuchando. Amigas, caballos, sus hermanos, tantas anécdotas divertidas que causaban esa sonrisa que caracterizarla sería imposible. Se notaba que cada cosa contada era un recuerdo que le venía a la mente, haciendo memoria a su vida de joven que parecía tan lejana. El auto se seguía moviendo y por la ventana lo único que se veía eran árboles y vacas, no sabía el lugar ni tampoco parecía importarme. Sentía plenitud, color, vida. El cielo tan estrellado y azul me hicieron recostarme sobre las piernitas de mi abuela. Sin saber que me iría a quedar dormida, antes de cerrar mis ojos, la miré y con mi mente le saqué una foto para nunca olvidarme de sus arrugas, sus ojitos y sus manos que tantas comidas hicieron.
Me desperté sobresaltada tirando sin querer la computadora al piso y viendo que nada había cambiado, el cielo seguía naranja.Hoy como verán me pintó escribir un cuento❤️ Espero que les guste
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Condenades por la sociedad
Non-FictionSolamente el individuo que no se encuentra atrapado en la sociedad puede influir en ella de manera fundamental. Textos y pensamientos de una más del millón.