Es muy peligroso adentrarse en la cabeza de uno mismo. Hay momentos en los que una nube rellena de recuerdos, hechos y hasta incluso cosas que no sucedieron, empiezan a merodear y no paran. Apretas los ojos, te obligas a pensar en otras cosas, pero no. Esa nube nunca tiene fin, ni aunque vos sepas que tenes el poder de hacerla terminar. Y empieza a extenderse, por cada recoveco que encuentre lugar. Y ya no es solo una nube, es un cielo completamente gris. Con lluvia y tormentas.
Pareciera como si alguien en nuestro interior nos hiciera adolecer cada vez que tiene ganas. Pero ese alguien solo somos nosotros. Y solo nosotros conocemos lo que nos pasa adentro. Pero bien adentro. Es tan adentro que a veces las palabras escasean para explicarlo.
Es ahí, cuando sentís que no podes manifestar ni un solo vocablo, el momento en el que hay que dejar entrar en todo ese cielo nublado, un rayo de sol. Ese rayo es el que nos va a proteger mientras va borrando hasta el último rastro de color gris.
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Condenades por la sociedad
NonfiksiSolamente el individuo que no se encuentra atrapado en la sociedad puede influir en ella de manera fundamental. Textos y pensamientos de una más del millón.