[Prólogo]

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No puede ser.
No.
Simplemente no.

A tan solo unos meses de terminar el curso recibo una llamada. Era de mis padres. Estaban llorando, destrozados. Me dijeron que fuera inmediatamente a casa. Me necesitaban.

Estaba muy preocupada, así que llamé a mi hermana. No me lo cogió. Me preocupé más todavía, así que directamente hice las maletas lo más rápido que pude, cogí el coche y me dirigí a casa de mis padres. Estaba a dos horas de allí.

Cuando llegué había dos coches de policía y una ambulancia.

Me imaginé lo peor.

Divisé a mis padres a lo lejos y me acerqué a ellos. Estaban hablando con el sheriff de la ciudad. Me acerqué a ellos y vinieron hacia mi, me abrazaron fuertemente. No sabía que estaba pasando.

—Aileen, yo... —mi madre no podía hablar. Se estaba ahogando en sus propias lágrimas—.Tu hermana, no... No sé por qué —seguía sin entender nada. Sólo la abracé.
—Mamá, respira, ¿qué ha pasado? —formulé la pregunta que tanto ansiaba. De un momento a otro veo que mi madre gira su cabeza para ver cómo cierran una bolsa. Mi curiosidad me pudo y yo también lo vi.

Dios mío.
No puede ser.

Mi hermana estaba en aquella bolsa, sin vida. Cerraron la cremallera y la metieron en la ambulancia.

Lloré mucho, no sabía que demonios había pasado, solo lloré y grité. En un impulso me acerqué a aquella bolsa y desabroché la cremallera, viendo así la cara de mi hermana, Hannah.
Necesitaba saber si era ella, necesitaba saber si era un sueño, lo necesitaba.
Tenía la cara pálida. La abracé y pude notar que estaba fría.

Mientras lloraba y gritaba noté como dos brazos me agarraban para alejarme de mi hermana. Tenían que llevársela ya.

Yo solo lloré y lloré, aún sin saber lo que había pasado.

Estoy aquí, contigo. [Alex Standall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora