Estoy aquí, contigo. [Alex Standall]

I

¿Por qué?

Mi mente no paraba de hacerse una y otra vez la misma pregunta.

¿Por qué hiciste eso, Hannah? ¿Qué demonios te pasó para llegar a tal punto?

Necesitaba respuestas.

Me fui a dar una vuelta, quería despejarme, quería estar sola. No podía estar más en casa sin pensar en Hannah.

No sé cuánto tiempo estuve andando. A lo lejos divisé un coche. Era de color rojo, o al menos eso creo, pues era de noche y los faros me cegaban.
Me resultó extraño, ya que en todo el camino que llevaba era el primero que veía, así que simplemente volví a casa.

Nada más llegar veo un paquete en la puerta. Era una caja. Me giré hacia atrás para ver si podía ver al responsable de aquella caja de zapatos que me habían dejado, pero fue en vano, no encontré a nadie. Así que tan sólo la abrí y me sorprendí al ver lo que contenía, eran unas cintas envueltas, cada una con un número, y encima de estas había un mapa.

¿Cintas? ¿Quién sigue utilizando esto?

Fue lo primero que pensé.
Entré a casa con rapidez y me dirigí a mí habitación, no sin antes pasar por el cuarto de Hannah. Me quedé allí un instante. Tenía la cama hecha, y al lado tenía su escritorio. Encima de este había un pintauñas color azul eléctrico que siempre utilizaba. Cuando me di cuenta me había pintado todas las uñas de la mano izquierda.
Comencé a llorar.
Todavía no me lo podía creer.

Salí de su habitación, me hacía daño estar ahí. Volví a mirar la caja que contenía las cintas y busqué algún aparato para poder reproducirlas. Por suerte mi madre no había tirado a la basura el cassette que utilizaba cuando era pequeña.
Metí la cinta número 1.

Hola. Soy Hannah, Hannah Baker.

¡¿QUÉ?!

Nada de compromisos que me hayan hecho volver. Nada de bises. Y esta vez, nada de peticiones.
Espero que estéis preparados, porque estoy a punto de contaros la historia de mi vida. Más concretamente, por qué se acabó mi vida. Y si estás escuchando estas cintas, tú eres una de las razones.

ESPERA. ¿QUÉ?
¿Soy culpable de la muerte de mi hermana?

No te diré en qué cinta apareces. Pero no tengas miedo, si has recibido esta adorable cajita, tu nombre aparecerá... Te lo prometo.

PARA.

No, no, no. Yo no puedo ser una de las razones por las que Hannah se suicidó. ¿Por qué?

Antes de seguir con las cintas, vi que había 13, eso quiere decir que son 13 las razones, y yo estoy dentro de ese grupo. Me armé de valor y escuché la primera cinta. Sin pausa.

Escuchar su voz era horrible, y a la vez bonito. Era como si no se hubiera ido, como si estuviera aquí, pero por otro lado estaba contando los secretos que escondía y que le llevaron a quitarse la vida.

Al acabar la primera cinta no pude más. Volví a salir de casa. Estaba corriendo, lloraba, gritaba y no podía más.
No comprendía nada. ¿Por qué salía en las cintas? ¿Qué hice mal? ¿Por qué no me di cuenta?

Seguía llorando y corriendo, cuando me tropecé con un chico. Al tener los ojos llenos de lágrimas no lo pude ver bien.

—Oh vaya, lo siento —se disculpó el chico— ¿Te encuentras bien? —supongo que al verme llorar notó que algo me pasaba.
—Yo, eh... Sí, estoy bien, tan solo... —Intentaba buscar una excusa, cuando veo que me tiende un pañuelo, y yo lo acepto.
—Muchas gracias —fue lo único que logré articular. Cuando me quité las lágrimas y me soné los mocos pude ver mejor aquel chico. Era moreno y probablemente era de origen latino. Me llamó la atención su tupé, que estaba muy bien hecho.
—No hay de qué. Imagino que acabas de escuchar una de las cintas.

Me quedé boquiabierta. ¿Cómo sabía de las cintas? ¿Aparecía en ellas?

—Antes que nada, no, no aparezco en las cintas. Soy Toni, Toni Padilla. ¿Qué te parece si damos una vuelta y te cuento todo de las cintas?
—¿Cómo se que puedo confiar en ti? Te acabo de conocer.
—Es lo que Hannah quería.

Y esa frase hizo que aceptara.