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La constante en mi vida, mejor conocida como Yuzu, comenzó a estar a mi alrededor todo el tiempo. Y no solo físicamente. Soñaba con ella, pensaba en ella y todo lo que salía de mi boca era su nombre.

"¿Has hecho la tarea?

-Si, la hice con Yuzu."

"¿Irás a algún lado el fin de semana?

-Yuzu quiere ir por helado y quizá jugaremos en el parque"

"Me encanta el helado de vainilla.
-¿En serio? Es el favorito de Yuzu."

-Creo que estoy enferma.

Le dije por fin mientras  tomaba asiento en el columpio al lado de ella.

-¿En serio?

Se levantó y puso su mano en mi frente. De nuevo podía sentir mis mejillas enrojeciendo y una vergüenza inexplicable.

-No creo que tengas temperatura.

-Yo tampoco.

-¿Entonces que es?

-Quizá algo con mi corazón.

Ella lucía cada vez más preocupada.

-¿Como arritmia o un soplo? ¿Estás bien?

-Lo estoy. Es más como... Algo pasajero. O quizá algo permanente que me hace sentir bien.

En eso termino nuestra conversación. Pero para ese instante, ya tenía una buena idea de lo que ocurría.

Where's rainbows end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora