Capitulo 7

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La casa de Jane y Ethan eran enorme .Tenia dos pisos, en planta baja estaba la cocina, el comedor, un baño y la sala de juegos. En el primer piso la habitación de sus padres, el estudio de su padre y una biblioteca(es la colección de libros más grande que vi en mi vida).Y en la última planta están las habitaciones de los chicos y las de invitados.

Cuando llegamos nos recibió una Elena muy feliz.

-Mia, hija, ¿cómo has estado?, se te extraña en esta casa-dijo abrazándome. En vacaciones paso la mayoría del tiempo en esta casa.

-Hola Elena, todo bien. También los extrañe-dije entre sus brazos.

-Hola mis pequeños-saludo a sus hijos con un beso y un abrazo-Mia ya te arregle una de las habitaciones de invitados. Es la del medio de las de los chicos.

-Gracias Elena y ¿Dónde se encuentra Roberto?

-Ya sabes como es él, hoy le toca hasta tarde en la oficina- dijo dirigiéndose a la cocina- Y una cosa antes de que se vayan, la comida estará en media hora.

-Dale-gritamos los tres desde la escalera

Entre los tres pudimos subir mis bolsos hasta lo que sería mi habitación. Cuando la vi me quede impresionada. La habían redecorado. Las paredes eran de violeta pálido y los muebles eran de madera, lo que provocaba un lindo contraste. Lo que más me gusto fue la cama, era enorme, parecía que entraran como tres personas en ella.

-¿Te gusta? La decoramos solo para vos-dijo Jane

-¿Es una broma, no? Es re linda-dije mirando todo a mi alrededor.

-Y todavía no viste todo-dijo Ethan dirigiéndose a una de las puertas de la pared. Cuando la abre, lo que hay detrás es un armario enorme

-Y esto-dijo Jane, abriendo la otra puerta. Detrás estaba el baño que era más chiquito que el armario pero seguía siendo grande.

No tenía palabras, estaba asombrada por todo lo que habían hecho. La habitación tenía fotos de nosotros en distintas etapas de nuestra vida juntos y fotos en las cuales estaba mis padres junto a los suyos.

-Gracias chicos, esto es demasiado, ¿saben?- dije mirándolos a ambos

-Nada es demasiado. Vos te mereces más que esto. Siempre serás parte de esta familia-dijo Ethan abrazándome y sin que yo pueda detenerlas, unas lágrimas bañaban mi rostro.

-No llores, princesa. Sabes que no me gusta verte llorar-dijo limpiando mis lagrimas

-Mia, te queremos mucho y nos gustaría que consideres esto como un regalo -dijo Jane abrazándome también

-Mmm, dale, pero no piensen que esto quedara así -dije dándoles un beso en la mejilla a los dos.

-Te dejamos para que te acomodes-dijo Ethan. Salieron de la habitación directo a sus cuartos porque escuche sus puertas cerrándose.

Todavía no salía de mi asombro, ellos habían hecho un cuarto para mí. Esto es mucho, esto es uno de esos momentos que me siento querida. Agarré mi ropa y la acomode en el armario, y no pude evitar reírme porque mi ropa no ocupa ni un cuarto del armario.

Separe una muda de ropa y me dirigí al baño. La ducha me sirvió para pensar en lo que viví este día. Mientras me peinaba, alguien toco a la puerta.

-Pase-dije girándome hacia la puerta

-Mia, vamos a comer que papa ya llego-dijo Jane asomándose por la puerta

-Vamos-salimos de mi cuarto y corrimos escaleras abajo. Cuando estábamos llegando casi nos llevamos a Roberto por delante.

-¡Papa! -grito Jane abrazando a su padre

-Hola Roberto

-Hola mis princesas-dijo abrazándonos a las dos.

Los tres nos dirigimos a la cocina donde Elena nos esperaba con la comida.

-¿Y Ethan? - dijo Elena besando a su marido.

-Estoy acá. Hola papa-dijo Ethan

Nos colocamos en la mesa y escuchamos como le había ido a Roberto en la oficina. Él es jefe de cirujanos de un hospital muy importante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

-Mia, me conto Elena que te quedaras con nosotros unos días. Sabes que sos bienvenida en esta casa-dijo Roberto mirándome directamente.

-Lo sé y lo agradezco un montón-dije con una sonrisa de agradecimiento. Debajo de la mesa la mano de Ethan apretó la mía dándome su apoyo.

Después de la cena, nosotros limpiamos los platos y la mesa. Cada uno después de realizar las tareas nos dirigimos a nuestras habitaciones. Salude a toda la familia y me dirigí a la habitación. Me coloque mi pijama y después me dirigí al baño para luego irme a dormir.

Cuando me logre dormir, soñé con el mismo sueño que hace días que me viene atormentando. Pero esta vez sentí algo distinto, la sensación de que iba a morir. Esa sensación fue tan fuerte que me desperté con falta de aire y toda traspirada. Trate de volver a dormirme pero lo único que me venía a la cabeza era un miedo que helaba la sangre. Mire el reloj y eran las tres de la mañana. Salí de la cama con la garganta seca y decidí ir a la cocina para tomar un vaso de agua. Cuando encendí la luz, busque la heladera y me serví un vaso de agua. Pero cuando iba a colocar el vaso en la bacha, unas manos me tocaron la cintura provocándome un susto de muerte. Cuando me di la vuelta me sorprendí darme cuenta de quien eran las manos y en la posición en la que estábamos.

A través de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora