Capítulo 9

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William.
Pase la tarde pensando en Elisa,  y llegue a la conclusión de que quiero hacer las cosas bien con ella. No digo tener una relación pero si pertenecerle en este tiempo que pase con ella, no quiero quedar mal con ella ya que es muy importante para mi igual que sus padres. Así que con esa idea en mente me fui a una de las joyerías que más me gustan.
- Buenas tardes Sr Hamilton- me dice el dueño del local
- Buenas tardes Sr Peterson- le digo
-Busca algo en particular, tengo unos relojes nuevos...- lo detengo levantando mi mano
-En realidad estoy buscando un regalo para una mujer, una importante mujer- le digo para que entienda
- Oh comprendo, pues me alegro mucho por ud. Y que tiene pensado regalarle- me pregunta y la verdad es que no tengo idea. Hasta que recuerdo que a Elisa le encantan las gardenias
-Quiero que me muestre las mejores y más delicadas cadenas de oro que tenga, y un dije de una gardenia- le digo con una sonrisa
-Veo que conoce muy bien a la srta, acompañeme le mostraré y Ud elegirá- me dice yendo hacia atrás.
Vi muchas cadenas y muchos dije pero solo uno de una gardenia preciosa en relieve es la elegida.
Conforme con mi compra voy camino a mi apartamento, se que a Elisa siempre le gustó lo simple por lo que pedí una pizza, unas hamburguesas y helado. Esa es nuestra cena, luego me baño y me cambio para ir a buscarla.
Ya enfrente de su edificio me quedo sin palabras cuando la veo salir, y sin poder evitarlo la beso, beso sus labios que me tienen loco.
El viaje hasta mi hogar es en silencio pero cómodo y tranquilo, giro varias veces para ver su hermoso rostro.
Al llegar a mi edificio salimos del auto y yo tomo su mano guiandola hasta el ascensor. Una vez allí encerrados los dos la quedo mirando
-Hola- me dice ella con una sonrisa.
-Hola- le digo acorralándola contra una de las paredes besándola con fuerza para que note como  heche de menos sus labios sobre los míos.
-Creo que alguien extraño mis besos- canturrea ella mientras esconde su rostro en mi cuello para luego dejar un beso allí.
Justo cuando iba a responder el ascensor abre sus puertas por lo que la tomo nuevamente de la mano y la guió hasta la entrada de mi hogar pero antes de abrir le digo
-Eres la primer mujer que traigo aqui- le digo mirándola para que sepa que es verdad. Ella me sonríe y acaricia mi rostro con su suave mano, haciendo que cierre los ojos ante el contacto.
-Y de verdad aprecio que dejes que yo sea la primera en entrar a tu espacio personal- me dice, ella me entiende por la respuesta que me dio se que lo hace por lo que tomó la mano que estaba sobre mi mejilla y beso su palma.
Abro las puertas
-Bienvenida a mi hogar MI Elisa- le digo dejándola pasar, ella suelta una carcajada al ver la comida que encargué se da la vuelta y sonríe.
-Tu hogar grita tu nombre por todos lados, y me encanta saber que aún te acuerdas de lo sencilla que soy para cosas como la comida- dice haciéndome sonreír
-Como no iba a acordarme, te conozco como a mi mismo angel- le digo sacándole su bolso para dejarlo sobre una repisa cerca de la entrada.

Ella mientras tanto esta inspeccionando mi apartamente muy meticulosamente y yo me dirijo a la cocina para traer las bebidas.



Elisa.

Miro detalladamente su apartamento, es sobrio y no mentía cuando dije que grita su nombre, los colores, los muebles, los pocos cuadros que hay decorando, todo dice de WILLIAM. 

Debo admitir que mi corazón salto de emoción al saber que soy la primer mujer que entra aquí, la primera que invade su espacio personal, y lo entiendo completamente ya que yo soy también así con respecto a mi hogar. 

El detalle que tuvo al encargar comida simple y nada sofisticada me da a entender que quiere hacer bien las cosas, y yo también quiero hacerlas bien después de todo nos vamos a casar y tiene que haber buena química, confianza y entendimiento. 

Cuando me doy vuelta para decirle si necesita ayuda, no lo veo así que doy unos cuantos pasos mas hacia delante y...

-Will!!- grito para que me escuche

-Aquí en la cocina!!- escucho que me contesta, sonrío porque no le importa que andemos gritando como locos. 

Camino en dirección de su voz y paso una puerta blanca, y ahí esta acomodando las cosas y trayendo el vino.

-Necesitas ayuda?- le pregunto 

-No esta bien, esto es lo que nos falta- me dice guiñándome un ojo

-Vamos a comer ángel- cuando el dice esto frunzo el ceño, lo escuche todo el día llamarme así pero nunca antes lo había hecho. 

-Porque ángel?- le pregunto interesada, y el sonríe

-Tal vez algún día te diga la razón de mi apodo, pero hoy no ángel- y sin mas se da la vuelta para volver a la sala donde esta la comida.

Comimos, tomamos, reímos, recordamos nuestras anécdotas juntos, y yo le conté algunas anécdotas personales mías. La noche estaba resultando mejor de lo que creía, cada vez que Will me veía distraída me robaba un beso y la verdad ya me estaba gustando esa manía suya.

En un momento el se pone serio y entonces yo también lo hago.

-Eli, estuve pensando mucho esta tarde en lo que paso entre nosotros en tan poco tiempo, y ya que decidimos casarnos me propuse firmemente hacer de estos futuros cuatro años los mejores para nosotros, por eso quiero que sepas que te pertenezco desde esta mañana hasta donde el mismo destino quiera. Quiero que tener una buena relación contigo si se la puede llamar así, quiero que la pasemos bien juntos y voy a poner todo de mi para que eso pase. Por eso esta tarde pensé en hacerte un pequeño regalo como símbolo de mi promesa- dice el dejándome sin palabras mientras veo como mete una mano en uno de sus bolsillos y saca una hermosa cajita aterciopelada negra y la abre. Cubro mi boca por lo sorprendentemente preciosa que es esa cadena con esa gardenia, AMO las gardenias y el lo sabe desde niño, sus actos son sinceros y creo en el así que en silencio y viendo su rostro ansioso por una respuesta me acerco a sus labios

-Es bellisima!!- digo para luego darle un beso suave para mostrarle cuanto me ha gustado no solo el bello collar sino toda la noche que me esta haciendo pasar. 

El beso pasa de uno suave y delicado, a salvaje el me sienta a horcajadas suya, besa mi cuello haciendome soltar un suspiro, pero se detiene y me mira. Toma el collar entre sus manos, y me lo coloca para luego volver a darme un pequeño beso en los labios.

-Esta noche, quiero hacerte mía con solo este collar sobre tu hermosa piel, nada mas- dice y me estremezco ante sus palabras. Sin decir mas el se levanta llevándome a mi consigo, voy abrazada a el como un koala viendo como sube las escalaras a lo que creo es su habitación. 

Y se que vamos rumbo a una larga noche, llena de caricias y besos, noche en la que me va hacer suya en la cama que nunca uso con otra mujer.

El mismo destinoWhere stories live. Discover now