Día 2

3.4K 317 111
                                    


Los lirios eran sus flores favoritas. Si Nejire estuviera en vida seguramente se hubiera abalanzado a él para abrazarlo agradeciéndole por las flores mientras llenaba su rostro de besos juguetones. El gélido viento de otoño acarició el rostro de Tamaki quien permaneció en un silencio fúnebre como acostumbraba hacer antes de que sus ojos se volvieran cascadas. Recordó perfectamente cómo ella solía decirle que a todo lo malo se le buscaba el lado bueno.

Sin embargo no lograba conseguir verle el lado positivo por más que lo intentara, en realidad se preguntaba cómo la ausencia de su amada podía llegar a tener un lado bueno.

La partida de Hadou lo tenía con más preguntas que respuestas, no lograba entender porqué razón alguien tan alegre como un rayo de sol se había desvanecido en el oscuro silencio de una tarde cualquiera.

Nejire fue su hermoso rayito de sol. Y ahora sus días eran todos nublados.

Y no se cansaría de llorar por las noches, sentado en la inmensa soledad de su cama dónde alguna vez compartió junto a ella, donde la abrazó y sintió el hermoso sentimiento de no querer volver a estar sólo. Durante esos momentos y en todos los anteriores después de su partida, Tamaki creía que jamás encontraría a alguien que fuese como Nejire, tampoco quería encontrar a alguien así pues estaba dispuesto a vivir sólo con el recuerdo de ella impregnado en su memoria.

Dejó los lirios sobre la lápida que cada vez que la leía no podía evitar sentir una afilada daga atravesar su sensible corazón que latía como si fuese la maquinaria un tren viejo dando sus últimos paseos. Amajiki era una persona muy sensible y el fallecimiento de Nejire le había impactado demasiado fuerte, tanto así que en su entierro le suplicó en llantos a Mirio que lo soltara para ser enterrado junto a ella.

Él no quería verla descender.

Él quería ir con ella.
Pero le prometió ser fuerte y que en la otra vida la buscaría mucho antes para regalarle lirios a montón.
Para amarla.
Para abrazarla.
Para sentirla.
Y no tener que llegar cada tarde que podía a contemplar una triste lápida que seguramente algún día el mundo olvidaría.

Si estás a mi lado | #TamaNejiWeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora