Cαρίτυlσ 1: Mι mυεrτε

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Ese recuerdo está tan lejano, casi como una ilusión, pero aún está grabado en mi memoria...

Soy Elizabeth, tengo 24 años, o más bien tenía. Ya no recuerdo la última vez que vi la cara de mi amado. Sus dulces sonrisas, su risa melodiosa. A decir verdad tanto tiempo ha pasado ya que no recuerdo muy bien como él era, pero mis sentimientos siguen siendo los mismos. Lo extraño tanto que siento como si mi alma se despedazara cada vez que pienso en él. Después de todo es imposible para mi volver a verlo si ya no vivo en el mismo mundo que antes.

¿Pero seguro te preguntarás cómo llegué a esta situación?

Volveré al inicio, para que entiendas cómo llegué a mi situación actual ...

Era ya muy tarde y recién había logrado terminar con todo el trabajo que se me había acumulado. Iba caminando por una avenida grande de la ciudad en la que vivía, escuchando música ya que me tranquilizaba después de un día de arduo trabajo.

Siento como mi celular vibra en el bolsillo de mi pantalón.

-«Lizzy ¿Dónde estás?, Te espero con la cena preparada. »

Era mi esposo, Alexander, o como yo le digo con cariño Alex. Era normal que se preocupase ya que ya pasaba la medianoche y aún no había regresado a la casa que los dos compartimos.

-«Lo siento mucho, tenía mucho trabajo acumulado, tuve que terminar todo y salí más tarde de lo esperado. »

Mire la hora al contestar su mensaje, ya eran casi la 1 AM. Decidí apresurar el paso, ya que era peligroso andar a altas horas de la noche en la calle, y en gran parte porque no quería hacer esperar más a Alex.

Cuando iba por la mitad de mi camino de regreso, comencé a notar una mirada en mi espalda. A decir verdad al principio pensé que era mi imaginación, después de todo al ser altas horas de la noche no había ni gente ni autos pasando por la calle.

Pero luego de un rato ya me había puesto un poco ansiosa, y decidí voltear disimuladamente para ver si realmente alguien me seguía. Pude ver la sombra de un hombre. En ese momento decidí apresurar el paso para ver si esa persona continuaba siguiéndome, y me asuste al ver que así fue.

Doble en el primer callejón y seguí caminando con fingida confianza como si conociese a donde estaba yendo. Camine un par de cuadras, y al no sentir más pasos suspire aliviada.

En el segundo en que tome la decisión de parar, no pensé que me arrepentiría el resto de mi vida...

Me voltee para asegurarme de que realmente estaba segura, y sentí un fuerte golpe en la cabeza. Un poco mareada trate de ver a mi atacante pero me fue imposible, me agarró fuertemente, y de golpe sentí un dolor punzante en el estómago.

En ese momento supe que probablemente no volvería a ver a Alex nunca más.

El hombre que me apuñaló salió corriendo, no se si por el miedo al ver lo que había hecho o para lograr escapar antes de que lo viera alguien.

El líquido rojizo brotaba de mi herida, y poco a poco iba perdiendo la fuerza en mi cuerpo.

Intenté alcanzar mi bolso, pero no lo logré a tiempo, mi vista había comenzado a nublarse. Lágrimas saldas corrían por mis mejillas en una mezcla de miedo al saber que mi destino estaba sellado y angustia por saber que de haber sido más responsable con mi trabajo, nada de esto hubiese pasado.

Dicen que al morir, tu vida pasa por delante de ti. En ese momento estaba viendo exactamente eso, los momentos felices, divertidos, y también los tristes y dolorosos, pasaban fugazmente por mis pensamientos.

Mi vista se nublaba más y más, y en lo único que podía pensar era en porqué me había apuñalado ese hombre. No recordaba haber hecho ningún mal a nadie. Me parecía injusto que de todas las personas que hay me hubiera elegido a mí, sentí coraje en ese momento.

Luego pensé en Alex, él todavía me estaba esperando en casa. Y todo ese odio, se transformó en tristeza. Pensé por última vez en su risa, en sus facciones, sus dulces palabras, y en todo lo que habíamos vivido juntos.

-"Ahh, j-jamás... podré verte... de nuevo..."

Con mi último aliento y tomando todas las fuerzas restantes en mi cuerpo dije:

"Alex, perdón"

.

.

.

Ya no podía ver nada. Todo estaba muy oscuro, y un frió imponente me rodeaba. Pero, por alguna razón, no sentía miedo ni angustia en ese oscuro lugar.

Entonces escuché una voz profunda que me preguntó con tranquilidad:

"𝐴 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑜 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟𝑎́ 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜, 𝑦 𝑐𝑟𝑒𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑜 𝑠𝑖𝑔𝑛𝑖𝑓𝑖𝑐𝑎. 𝑁𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝑖́𝑎𝑠 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑙𝑜 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑚𝑎𝑠, 𝑛𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑜 ¿𝑐𝑖𝑒𝑟𝑡𝑜?"

Negué. Las lágrimas corrieron nuevamente por mis mejillas, la idea de no volver a verlo me aterraba, mucho más que el hecho de no saber dónde estaba.

"¿𝑄𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑚𝑝𝑒𝑧𝑎𝑟?"

No era necesario siquiera considerarlo, desde mi corazón grité:

"¡¡¡Sí quiero!!!"

La Melancolía del Reencuentro Deseado -EN EDICIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora