Extra #4

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Como lo dije al principio: Los extras serán tardados, pero seguros.

Saben que estoy un poco ocupada, editando la trilogía y escribiendo Perversa Seducción y cuando tengo tiempo me dedico a los extras.

Así que, aquí está el cuarto, espero les guste.

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~Misión Fallida~

{Elliot Hamilton & Alice Wallace}

Tenía dos meses trabajando en Grig y cada noche siempre me repetía el mismo mantra.

No te fijes mucho en sus ojos, es solo una misión.

Y cada vez que aquellos ojos azules se fijaban en mí, el mantra se iba al carajo, mi cuerpo entero se calentaba y mis piernas temblaban. ¡Dios! ¿Por qué tenía que ser tan guapo? ¿Por qué LuzBel tenía que haberme mandado a hacer ese trabajo? No lo sabía, lo único que sabía es que cada noche cerca de Elliot Hamilton — y no, noches de pasión para mi desgracia — se estaban volviendo una tortura. Mi tonto amigo tenía razón en algo y ya no me iba a negar a ver tal cosa: Elliot era el caballero con el que siempre había soñado y superaba en mucho a mi novio, novio que por supuesto mi hermano Marcus odiaba.

Pero mi soñado caballero tenía un solo defecto y me obligaba a escuchar tal defecto casi cada noche: Isabella White, su mal de amor.

Un mes después de haber entrado a Grig y entrar en confianza, él comenzó a hablarme de la chica que lo había obligado a ser de nuevo el chico que precisamente dejó de ser por ella y yo tenía que fingir que no conocía a esa chica. Técnicamente no la conocía, casualmente también era la chica que tenía loco a LuzBel y por ello es por lo que yo sabía mucho sobre su vida; no la odiaba, bueno... sí comencé a hacerlo cuando yo inicié a ver a Elliot de diferente manera y me dolía que él se enfocara tanto en una chica que no lo amaba y no viera más allá de su nariz a la fila de chicas que moría por él y me incluía.

Cuando Isabella al fin volvió, yo ya estaba más que enamorada de Elliot y estaba segura de que él se sentía atraído por mí, pero él saber que yo tenía novio lo mantenía alejado de mi persona y la única razón por la que yo no acababa con mi relación era porque también necesitaba mantenerme alejada de él para no fallar en mi objetivo.

Pero mi objetivo se fue al carajo una noche en la que entré a su oficina y le llevaba una botella de su bebida favorita que él me había pedido minutos antes.

Estaba sin camisa cuando entré, sus pantalones caían bajo sus caderas y me pregunté si usaba ropa interior ya que no se le veía; no toqué antes porque imaginaba que él sabía que pronto llegaría y aunque el que estuviera sin camisa no era nada del otro mundo, para mi sí, por los sentimientos que estaba desarrollando por él.

— ¡Dios! ¡Lo siento! — exclamé avergonzada al imaginar que estaba con alguna chica y pensar en eso me decepcionó.

— No te preocupes, derramé la soda en mi camisa y he tenido que quitármela porque se sentía pegajosa — dijo y me regaló una de esas sonrisas suyas que me enloquecían.

Suspiré aliviada.

Me hizo una seña con su mano para que dejara la botella en el escritorio y caminé nerviosa hasta estar cerca de él; cuando estiré mi brazo rocé sin querer el de él y me estremecí. Olía delicioso y emanaba calidez de su cuerpo, instintivamente mordí mi labio sin mirarlo pues sabía que si lo hacía me tiraría sobre él y le suplicaría que me tomara.

— ¿Alice? — susurró mi nombre y tuve que verlo.

Él me ponía las cosas demasiado difíciles.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2018 ⏰

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