Extra #2

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Es viernes y el cuerpo lo sabe 😊😊😉😉

Los quiero mis corazones bellos, los leo luego en otro extra, disfruten este 😚😚

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~La redención de un ángel ~

{Amelia Black & Dominik D'Angelo}

Veía a mi reina y mi princesa dormidas en la cama, ambas eran unos ángeles hermosos. Lía estaba agotada, a decir verdad, yo también lo estaba, aunque eso no importaba; las noches se volvieron días y los días seguían siendo días, era lo mas irónico, las horas de dormir se acortaron por la mitad, pero le veía el lado bueno a todo eso, ya que había mas tiempo para disfrutar a nuestra pequeña, aunque yo disfrutaba de ambas.
Nada había sido fácil entre ambos, pero sí valía la pena todo lo que pasamos para llegar a estar donde estábamos.
Me fui hasta el cuarto de baño y me desvestí para luego abrir los grifos y dejar que el agua cayera unos segundos mientras se ponía a la temperatura adecuada. Fabio estaba inquieto, casi llegando a la manía y necesitaba ayuda para poder controlarse, por lo mismo habíamos estado metidos en un gimnasio improvisado, entrenando y ayudándole a gastar toda esa energía que lo estaba poniendo explosivo, me era fácil ayudarle a sobre llevar tal situación, lo habíamos vivido juntos desde que éramos unos niños y por lo mismo, también me era fácil tratar a Amelia.

Cuando el agua estuvo en su punto, me metí y dejé que mi cuerpo se relajara y destensara los músculos, me lavé el cabello, luego el cuerpo y cuando casi había finalizado, me quedé ahí, un rato más disfrutando de aquel líquido vital que tanto me relajaba, segundo después sentí la puerta abrirse y sonreí de lado. Mi reina oscura había llegado y sabía lo que buscaba ¿Por qué? Porque ella deseaba algo por cual yo me moría. Sus suaves y pequeñas manos acariciaron mi espalda y luego llegaron a mi abdomen, estaba detrás de mí y sentí sus pechos sobre mi espalda a la vez que vi como la piel de sus brazos su erizaba por el contacto del agua.

— Veo que alguien me extrañó — susurré para que Leah no se despertara, estábamos lejos, pero esa pequeña tenía un oído casi biónico y despertaba ante cualquier sonido y por supuesto que no deseaba que despertara en esos momentos.

— Tú te vas y al segundo ya te extraño — musitó y me giré para quedar frente a ella. Estaba hermosa así desnuda, su cabello cobrizo había comenzado a mojarse, sus ojos seguían adormilados y sus mejillas estaban sonrojadas y grabé esa imagen en mi mente.

Amelia era pequeña, tenía la estatura perfecta para mi, besé su frente y acaricié su rostro, ella trazaba con sus dedos los tatuajes en mi pecho y luego me miró a los ojos con timidez y maldad, era increíble como podía lograr aquella combinación, algo que me ponía como loco y muy duro. La cogí del cuello y llevé sus labios a los míos, la sentí ponerse de puntitas para poder alcanzarme y mi erección rozó su estómago, gimió en mi boca al sentirme y aproveché eso para meter mi lengua en ella y devorármela con mas facilidad, la besé con alevosía, amé sus labios tanto como la amaba a ella completita y disfruté de su manera de corresponderme, de su forma de comerme a besos.

Mis manos pronto encontraron su camino y masajeé sus pechos y cada una de sus curvas hasta llegar a mi curva favorita, introduje un dedo en ella y la sentí mojada, no era por el agua, era por mis besos, por imaginar todo lo que le haría y las maneras en las que me la comería.

— Te deseo — susurró.

— Lo sé — respondí — y vas a tenerme — aseguré.

Trilogía Corazón (Extras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora