¤Capítulo 2¤

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Mis dedos se mueven nerviosos sobre la pantalla táctil de mi teléfono. He perdido la cuenta del tiempo que he estado en la misma posición, batallandome si llamar o no a la famosa consulta del sexólogo Martín Garrix. Cierro los ojos y cuento hasta tres tocando el botón verde y deslizando el teléfono hacia mi oído.

La llamada en espera suena tres veces y contestan. Los nervios vienen a mi y en ese momento sólo deseo colgar y lanzar el teléfono a cualquier parte de la habitación.

-- Buenos días, consulta de sexólogo Martín Garrix, ¿En qué puedo ayudarla? -- Dice una suave y robótica voz que me hiela entera.

-- Yo... yo... mi nombre es _______ y... y bueno me gustaría...

-- ¿Una consulta? -- Pregunta interrumiendome, su tono de voz suena gracioso.

-- Si. -- Murmuró con la voz ahogada. -- ¿Cuándo podría ser lo más pronto?

-- Hmm... dejeme ver. -- Musita y la escucho teclear algo en su computadora. Comienzo a Morder nerviosamente mi uña. -- Lo más pronto y que tenemos libre sería el viernes para la próxima semana.

Suspiro y me encojo de hombros, pensando que era lo mas óptimo. Tomo un pequeño papel y pluma y acepto, la chica me dicta una dirección y me pos unos simples datos; número de telefono, mi edad, mi fecha de nacimiento y mi nombre completo.

Al colgar me lanzo de espaldas a la cama y voto todo el aire retenido. Tomando nuevamente el teléfono, llamo a Frida para decirle que la cita ya está programada.

(...)

Y la semana vuela como el agua entre los dedos y llega en menos de lo que esperaba. Nisiquiera pude pegar un ojo en toda la noche. Esto es completamente notorio, mi ojos están rodeados por enormes bolsas de color violeta y mis labios parecen haber perdido toda la vida, están completamente secos.

Frida llega temprano en la mañana, casi dos horas antes, completamente emocionada.

-- ¿Que-sucedio-contigo? -- Pregunta modulando cada palabra incrédula.

-- Estoy jodidamente nerviosa, eso sucede. No he podido pegar ojo.

-- _____, sólo es una consulta, imagínate al dentista.

-- Odios a los dentistas -- Contesto agarrando fuertemente la taza de café sin mirarla. Ella bufa sentándose frente a mi, con ambos brazos sobre la mesa.

-- Buen punto -- Dice susurrando. -- pues imagínate que es tu... bueno, cualquier médico, quien simplemente te ara un simpleo chequeo, nada más.

-- Eso es completamente incoherente, primero que nada, el no es un médico, es una especie de psicólogo... ¡de sexo! -- Exclamó levantándome rápidamente, botando casi todo el cafe en toda la encimera. -- Un sexólogo a quien tendré que contarle "mi peoblema" y luego se reirá de mi en cuanto me valla y quizá lo publique en algun libro que tenga pensado escribir, llamándole a este "Virgen a los 25" una comedia erótica para que se diviertan de el estúpido caso de una joven que le tiene fobia a que los hombres la toquen. -- Grito histérica tomándome el cabello con desesperación y con la respiración completamente agitada, caminado de un lado a otro. Frida me mira entre asustada y divertida aún sentada en la barra de la cocina.

-- Estás completamente loca ______, el no ara eso, ¿No crees que tendría miles de libros con los "problemas" de todos sus pacientes? No eres la única que está pisando los veintiséis y aún es virgen. Eso es normal.

-- ¿Conoces algún otra estúpida igual que yo?

-- No -- Murmura. -- Pero se que en algún otro lado puede que haya, y hasta con más edad, no deberías de ponerte así por un problema tan minúsculo como ese. Martín te ayudará a superar esa fobia. Así que no te pongas nerviosa y paranoica y ve por tu bolso que es hora de irnos. El camino es un poco largo.

Suspire tranquilizandome y subí las escaleras a mi habitación par tomar mi bolso, un poco de perfume y arreglar un poco mas las ojeras para su no fueran tan notorias.

Frida tenía su auto ya y quiso que fuéramos ambas en él por miedo a que yo fuese a desviarme del camino y escaparme a otro lugar. Jodida puta que me conoce tan bien.

Rei pensándolo y cerrando los ojos para poder descansar aunque sea un poco. El camino, y como ella habia dicho, era un poco largo y cansador. Quedaba a las afueras de la Ciudad de México, apartado de la civilización. Frida sonrió estacionando y desabrochando su cinturón de seguridad y haciendo un gesto con la cabeza para que nos bajaramos. Los nervios que se habían ido hace unos minutos, volvieron fuertemente. Mis manos comenzaron a temblar y sudar frio. Al parecer, Frida se dio cuenta del problema y me tomo del brazo y comenzó a caminar más rápido hasta entrar completamente en el edificio.

Un gran mesón de caoba estába en la gran sala de espera. En ella, una secretaria rubia con una sonrisa algo fingida y muy mal pintada de como r rojo. Frida se acercó a ella sonriendo y le saludo alegremente mientra decía cantando mi nombre.

-- Pues póngase cómodas alli. El doctor Garrix esta aún dentro con un paciente.

-- ¿La conoces?

-- ¿Recuerdas que he venido ya?

-- Claro, al parecer mucho más veces de lo requerido.

-- Se me había olvidado que aún no ves al doctor. -- Murmuró con una sonrisa picarona.

-- ¿Como es eso... de doctor? -- Pregunte ignorando completamente su tono de voz y sonrisa. Ella rodo los ojos y se acomodó en el blanco sillón par a mirarme.

-- A los psicólogos también les dicen así, es algo normal, ¿Por qué no decirle así a el también?

-- ¿Por que no es un psicólogo normal?

-- Si lo es, _______, sólo es un psicólogo especializado en parejas o gente loca

-- Esos son psiquiatras.

-- Como sea. Debes llamarle doctor Garrix cuando quieras hacer algúna consulta. Si es que vienes seguido y el te da la confianza, hasta le podrás llamar por su nombre.

-- Estoy emocionada por eso. -- pronuncie sarcástica. Recostandome en el sillón.

La puerta color blanca a un lado de el mesón se abrió y de ella, salió un sexy muchacho de cabello color oscuro. Unos maravillosos labios y unos ojos realmente únicos. ¿El era un paciente?

-- El es.

-- ¿El doctor? -- Pregunte sorprendida.

-- Si, ¿A qué está buenísimo? -- Susurro sonriente. Mis nervios aumentaron aún más y pensé que me desmayaría en cualquier momento.

Virgen a los 25 (martin garrix y tu) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora