¤Capítulo 4¤

68 3 0
                                    

— ¿Co-como lo sabes? — pregunte nerviosa y también un poco asustada. Su labio se curvó con diversión y arregló su cabello pasándose su mano por este.

— Muchas chicas y hombres vienen aquí porque lo son, pero tú haz sido la única que me ha dicho que le tiene miedo a que la toquen.

— ¿Muchas personas son vírgenes aun con veinticinco años?

— Con mucho más. — Me contestó riendo. — No le veo completamente el problema a ser virgen. Muchas personas dicen esperar al indicado,  ¿tú no?.

— Pues, hasta que tenía dieciocho, si, pero luego... cuando iba pisando los veintiuno y sabía que nada pasaría y que el indicado jamás llegaría, me iba a la casa de cualquiera que conociera en un bar.

— ¿Llevas cuatro años haciendo lo mismo y aún lo eres? — Preguntó sorprendió. Asentí bajando la cabeza de jugando con mis dedos. Era patética, la situación era patética. Yo era patética.

Su mano se posó en mi rodilla con delicadeza, di un pequeño salto apartándome, cayendo al suelo inmediatamente. Escuché su gran carcajada y enseguida me ruborice por completo, apoyándome en el pequeño sillón en el cual estaba segundos antes, parándome.

— ¿Por-qué hicis-te eso? — Pregunté tranquilizando mi agitada respiración.

— Es parte del procedimiento — Contestó controlando su risa.

— ¿Parte del procedimiento es violarme?

— ¿Qué? Yo no iba a violarte ________, solo quería ver tu reacción ante las caricias de los hombres.

— Ya lo comprobaste. — Dije con la barbilla en alto, sentándome nuevamente y arreglando los pequeños cabellos que se habían salido de mi coleta. 

— Pues si — Contestó divertido. Tomó nuevamente su cuadernillo. — Ya se que me dijiste que no querías que escribiera, pero no lo haré, solo revisaré una cosa.

Asentí viéndolo posar su mirada en el cuaderno y pasar hojas y hojas rápidamente. Nuevamente me dediqué a mirar la habitación, y me sentí una tonta ¿Porque carajos había actuado así? Cuando el posó su mano sobre mi rodilla, una extraña corriente recorrió todo mi cuerpo asustándome aún más.

— ¡Aquí está! — Dijo contento, llamando mi atención.

— ¿Qué?

— Esto es aburrido y hace muchísimo que no lo recetó, pero tendrás que hacerlo quieras o no.

— No me digas, me harás leer un libro titulado "sexo para idiotas"

— Justamente — Contestó riendo. Mi rostro se puso pálido y lo miré incrédula.

— ¿Estas bromeando, no es así?

— No, no estoy bromeando, esto será sólo la primera parte, leerás algunos artículos que vienen allí y luego me los dirás. Luego, haré un seguimiento.

— ¿Un seguimiento?

— Si, saldrás a un club, conocerás a un chico e irás con el a su casa. Practicaras absolutamente todo lo que viene en el libro que te de por leer.

— ¿Practicar con el?

— Por supuesto — Contestó irónico. — Todo lo que yo te diga que hagas con él, lo harás... absolutamente todo.

— Pero dijiste seguimiento, ¿Estarás espiándome toda la maldita noche? — Se encogió de hombros, cerrando el cuaderno.

— Estar siguiéndote, toda la noche, hum, no, pero algo parecido. No te lo diré, así que no insistas. — Curve mi espalda y solo asentí, aceptando. Si quería dejar de ser virgen ya, debía hacer cualquier cosa que él quisiera.

— Pero ¿Que pasa si no puedo? ¿Y me asusté cuando el me toque?

— Estaré investigando que hacer al respecto, por eso haremos una pequeña prueba — Sonrió y yo solo asentí. El se levantó, buscando algo en su pequeña biblioteca. Un libro delgado y de color negro con amarillo cayó en su manos.

Camino hacia mi, poniendo el libro en mis manos. Lo mire con disgusto mientras lo movía de un lado a otro examinándolo. Fije mi vista en el estúpido título y tal como había adivinado, su nombre era "Sexo para dummies".

— ¿No podría llamarse "Sexo para inexpertos"? ¿Debía ser para dummies?

— Yo no escribí el libro, ni le puse el título ¿No lo habrás leído antes?

— ¿Te estas burlando de mi? — Pregunte sería. Él negó sonriendo mientras arrebataba el libro de mi manos, para marcarme una página con sus dedos.

— Leerás desde esta página hasta... sexo oral.

— ¡Yo no quiero sexo oral!

— Solo lo leerás. Luego veremos si estás lista para algo así.

Miro nuevamente su reloj de muñeca y camino hacia la puerta, la cual había sido tocada por su secretaría. Me levante seguida de el y mire como frida se asomaba por el pequeño espacio que quedaba entre la puerta.

— Debo atender a otro paciente. Espero que lo leas, te citaré hasta el próximo viernes, intenta no salir a ninguna parte y por favor, no coquetear con ningún chico en algún café, tienda u otra cosa por el estiló.

— Claro, no saldré a ninguna parte. Hasta pronto.

— Hasta pronto. — Se despidió y salí a la sala de espera tomando la mano de frida y saliendo rápidamente de allí. Puse el libro entre sus manos y soltó una gran carcajada apoyándose en la parte delantera de el auto para no perder el equilibrio.

Patético, es lo único qué pasó por mi mente.

Virgen a los 25 (martin garrix y tu) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora