Eɴᴛᴇʀʀᴀʀé ᴍɪ ᴀᴍᴏʀ ᴇɴ ᴇʟ ᴘᴏʟᴠᴏ ᴅᴇ ʟᴀ Lᴜɴᴀ

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Después del momento en el que ambos se admiraban, el azabache le ofreció hospedaje al castaño, y este gustoso aceptó

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Después del momento en el que ambos se admiraban, el azabache le ofreció hospedaje al castaño, y este gustoso aceptó.

–Espero no ser una molestia, Jungkook.

–Claro que no, puedes quedarte el tiempo que gustes aquí. Hablé con mi jefe y me dijeron que en tres días aproximadamente mandaban un cohete para que regresemos.–le informó el azabache.

–Está bien, iré a dormir, que tengas linda noche.

–Igualmente–contestó.

Lo último que pudo observar Jungkook, fue la silueta de su visita desvanecerse conforme avanzaba. En su cabeza parecía estúpido, él no podía enamorarse solo con mirar a Taehyung, ¿cierto?

Taehyung sentía la mirada de su acompañante todavía en él, por lo que subio a una velocidad impresionante, no sabía porque pero, la presencia de Jungkook hacia que su corazón latiera desenfrenadamente y sus mejillas se sonrojarán, sin añadir el hecho que de que sentía derretir cuando el azabache le sonreía o le hablaba.

Subió hasta la azotea, no eran sus planes dormir ahí, pero quería ver cómo eran las noches en la Luna, por lo que se sento en el piso y admiro la vista, al parecer los anocheceres eran distintos a los de la Tierra, ahí donde se encontraba, el cielo se teñía de colores turquesa, violeta, rosa y blanco, estos en forma de nebulosas, y como fondo seguía igual, el típico cielo índigo y las estrellas a su alrededor, fue realmente raro ver la Tierra en lugar de la Luna.

Una ola de tranquilidad se instaló en su pecho, a pesar de haber sido una madrugada sumamente extraña y cansada, todavía no lograba comprender la razón por la que estaba ahí, ni cómo, tenía muchas dudas en su cabeza.

Sintió un aroma a frutos rojos a lado suyo, e instantáneamente sus mejillas se pintaron de un lindo color carmesí, volteó hacia su derecha y ahí estaba él, viendo hacia el cielo, se fijo en su perfil, parecía tan irreal que se sentía desvanecer, le miro a detalle, memorizando en ángulo de sus cejas y el color de su piel. Por alguna razón sentía que no le volvería a ver.

–Sabes, este es un lugar que la Tierra olvido, ¿por qué piensan los humanos que solo existen ellos en este universo?–le sacó de sus pensamientos Jungkook.

–S-supongo que porque no queremos que alguien más ocupe nuestro lugar, realmente no lo sé.

–Mañana cuando despiertes, recuerda esto, mi nombre es Jungkook, y soy el hombre de la Luna, ¿está bien?

–¿Por qué de repente dices eso?, no es como si esto fuera un sueño, ¿verdad?–le preguntó esperando una negativa.

–Solo recuérdalo, por favor.

Taehyung iba a decir algo más, pero fue interrumpido al sentir unos belfos sobre los suyos, apenas había sido un inocente roce entre éstos, pero se sentía tan bien, como si el momento fuera eterno y quisiera quedarse así por siempre, por alguna rara razón, el aquel lugar no era necesario el oxígeno, por lo que se besaron una eternidad.

Por alguna razón sus lágrimas se liberaron de sus ojos, y por alguna rara razón sentía que era irreal.

Taehyung había quedado dormido entre sus brazos, mientras que él lloraba, porque al fin lo tenía para sí mismo, pero no podía suceder, sabía que tenía que dejarle ir

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Taehyung había quedado dormido entre sus brazos, mientras que él lloraba, porque al fin lo tenía para sí mismo, pero no podía suceder, sabía que tenía que dejarle ir.

Así que con una molestia en su corazón, vio como el cohete llegaba, si, le había mentido, pero era lo mejor para él. Divisó a su jefe y unos cuantos compañeros de trabajo más, entregó al chico a ellos y antes de que se fueran, pidió ver un momento más al castaño que para ese entonces ya había despertado.

–Jungkook, ¿a dónde me llevan y por qué no vas tú conmigo?

–Yo... tengo que estar aquí Taehyung, créeme que si por mí fuera me fuera contigo, pero es imposible, tienes que saber que a pesar de todo no te dejaré de adorar, no llores por favor–secó con sus dedos pulgares las lágrimas que salían de los orbes de su contrario.

–¿Algún día nos volveremos a ver?–preguntó sollozando.

–Realmente no lo sé, haré todo lo posible para que sea así, pero mientras tanto, quiero que guardes esto para cuando llegue junto a ti.

Jungkook le entregó un frasco pequeño que tenía la palabra "moondust" escrita con tinta brillante. Él la tomó entre sus falanges y la llevó hacia su corazón.

–Prometo cuidar de esto como si fuera mi propia vida.

Y esas fueron sus últimas palabras antes de partir, dejando al azabache hecho un mar de lágrimas.

–No hay nada que pueda hacer más que enterrar mi amor por ti. – susurró el azabache para mí mismo.

Sería una noche larga para ambos, pero en el fondo de sus corazones, sabían que volverían a reencontrarse...

𝙋𝙤𝙡𝙫𝙤 𝙡𝙪𝙣𝙖𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora