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| Gray |

6 de agosto del 2018.

Hace unos días que no veo a Juvia, exactamente desde que escape de ella, si así de patético como se oye, huí.

Había correspondencia que dejaban abajo, aunque cada vez que quise entregarlos Juvia nunca abrió así que solo los deje en su pequeño buzón, pensé que estaba evitándome, pero luego pregunté y me dijeron que había salido de viaje desde hace una semana, Erza me comentó que había estado hablando con ella que se habían hecho cercanas, y quería preguntar, pero no quería hacer evidente mi interés.

Aquí estamos otra vez tocando la puerta para ver si abren, a Juvia le llegan muchos paquetes que entregan abajo, no sé como lo saben los de seguridad, pero dedujeron que nos llevamos bien y dejan los paquetes abajo con la esperanza de que yo los entregue y eso hago.

—¡Voy! —Escucho su voz desde adentro y mi pecho se exalta, Juvia me pone tan nervioso como mis libros que tengo en mis estanterías.

Escucho sus pasos acercarse y dejo salir el aire en mis pulmones en forma de suspiro, la puerta se abre y su expresión de sorpresa la hace lucir más bonita de lo que ya es, sus ojos azul oscuro brillan.

—¡Gray! —Grita, saltando a mis brazos y dejo que me abrace, porque de alguna forma estaba esperando por verla, su ausencia se nota demasiado y apenas la acabo de conocer como para que me haga sentir vacío cuando no está— ¡Te extrañe!

—Juvia, ¿Dónde estabas? Estuviste fuera un buen tiempo —Pregunto correspondiendo al abrazo y ella me arrastra adentro de su departamento. Se separa de mi con asombro.

—¿Me estabas buscando? —Su voz esta llena de felicidad, y logra que el calor suba a mi cara—¡¿Me extrañaste?!

—No..., yo no dije eso...—Balbuceo sacando de ella una sonora risa.

—No importa. —Susurra, abrazándose a mi cuello, baja la mirada— yo si te extrañe.

Confiesa logrando que mi corazón se regocije y revuelque en alegría, una que no había vivido antes no desde hace mucho, aunque la alegría a la que me somete Juvia es mucho más placentera y palpable que cualquier otra.

—Estaba preocupado por ti. —Acepto ante su mirada que viaja de mi cara hasta mis manos.

—Salí de viaje por mi trabajo —Expone con una mueca de cansancio—, regresé apenas ayer, y estaba descansando hasta hace una hora.

—Oh, entonces te dejo esto para que puedas descansar. —Comento dejando el paquete en sus manos antes de salir, pero me abraza por la espalda.

—No te vayas. —Pide en un susurro su aliento cálido eriza la piel de mi espalda, me giro para verla haciendo una mueca con sus labios, sus ojos piden que me quede aquí.

Y lo hago, dejo que me abrace más y como siempre se acurruca en mi pecho, no nos hemos movido desde que entre, pero parece no importarle porque solo hace los mismos sonidos de cuando prueba algo que le gusta, levanta su rostro y veo sus rosados labios llevo mi mano hasta el inferior y lo acaricio, no sé qué clase de expresión le estoy dando a Juvia porque su cuerpo se deja hacer poniendo sus manos en mi cintura, y yo con mis pulgares sigo en la misma acción, hasta que ella es la que corta la distancia entre ambos, y sus labios están pegados a los míos esta vez no me separo cuando me jala, ni cuando me arrastra su habitación porque lo he estado esperando, no he estado con ninguna mujer desde que la conocí a ella.

Porque se ha quedado pegada en mis recuerdos y cada cosa que veo la asocio con ella, Juvia me ha hecho algo que nadie ha conseguido antes.

Me ha hecho anhelarla.

Game Over! L.2〖Gruvia〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora