Uno

16 3 1
                                    

Zenón

Te voy a poner en contexto, mi hermano Aáron es el típico chico que le gusta la demonología salvo por el echo de que no parece que le guste, él es visto siempre como el niño normal y yo soy su hermano él rarito, pero a mi solo me gusta vestir de negro, lo admito soy muy miedoso. Pero esto no es lo que conociste a leer, tu vienes a saber como es que mi hermano y yo nos convertimos en una especie de híbrido entre demonio y humano. Bueno pues ponte cómodo o cómoda que yo te explico
Era 28 de abril, estaba en la escuela, era casi hora de salida y yo quería ir a la librería, pero justo cuando iba a salir me encontré a mi hermano
—Zenón, necesito tu presencia —solía decir eso cuando quería que le ayudara a algún "rito o invocación"-son solo tonterías- pensaba en ese entonces
—no Aáron, ya te dije que no volvería ayudarte, nunca funcionan las cosas que haces
—pero esta vez si funcionará, y necesito a mi gemelo —seguí caminando dando a entender que no iba a seguirle el juego —...Zenón, no seas así, si no funciona esta te prometo no volver a pedirte ayuda
La oferta fue lo suficientemente tentadora para que acepte, me llevó a un bosque con tres personas más, hicieron un círculo, en el centro pusieron una rosa, un arma y una espada, Aáron puso un As de picas y comenzaron a hacer una especie de cánticos raros y a la mitad de ellos los objetos comenzaban a brillar, creí que había sido mi imaginación o el reflejo del sol pero luego una especie de sombras comenzaron a salir de estas, luego varias personas se formaron de ellas y comenzaron a perseguirlos, obviamente todos corrimos pero no fui tan rápido y una me atrapó
—¡Aáron, ayúdame, me tiene! —mi hermano regresó por mi tomando mi mano —¡Aáron!
— no puedo sujetarte, es muy fuerte —ambos estábamos asustados, no sabíamos con qué nos habíamos metido —¡Zenón, lo siento, no lo haré mas!
Entonces me soltó y todo se detuvo quien sabe como y por qué, regresamos asustados a casa donde mi madre nos castigó y dio un regaño grandes, acordamos no contarles nada a nuestros padres por temor a las consecuencias.
Al día siguiente, de camino al escuela hablamos de lo sucedido, no podíamos explicar como ni porque se detuvo, pero desde ese entonces comenzaron a gustarnos mas ese tipo de cosas, la adrenalina era interesante y se sentía familiar, como si ya conociéramos eso.
Comenzamos a involucrarnos cada vez más en cosas de ese estilo, jugábamos a la ouija muy seguido, una vez escuchamos sobre un ente llamado "ZOZO" una vez logramos invitarlo y no nos sucedió nada, nos guardó respeto, creíamos que todo eran tonterías, que no era real. Muchos nos decían que estábamos jugando con fuego, que estaba mal, pero aun así continuamos.
Buscábamos cosas malditas en todas partes, por alguna razón, todo lo que lográbamos contactar huía con solo saber nuestros nombres, investigamos sobre ellos pero no encontramos nada que pudiera significar algo.
Pasábamos días haciendo rituales, yo era el que tenia cierta duda y hasta un punto miedo, la paranoia de que algo malo pudiera pasar me era agradable pero a la vez me retaba. Veíamos sombras por la casa y escuchábamos murmullos, nos causaba satisfacción el haber invitado espíritus a nuestra casa.
Y un día conseguimos un libro de brujería, nos lo dio una anciana a la que obviamente acusaban de hacer brujería. Habían un montón de maldiciones, rituales e instrucciones para hacer un montón de cosas, íbamos leyendo página por página leyendo y reuniendo lo necesario hasta que al final encontramos como invocar directamente a uno de los demonios del infierno. Creí que nos deberíamos ahí, era demasiado, pero Aáron quería más que solo algunas emociones y apariciones simples, yo intrigado lo seguí, pensé que se detendría después de eso pero en realidad, ese solo fue el inicio de todo.

Los gemelos MigraineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora