diary ; [ joohyuk ] (PAUSADA)

5 장

la clase había comenzado. clase de canto. la favorita de minhyuk, pero el menor no hacía otra cosa que revivir en su cabeza lo que pasó unos días atrás. seguía dolido, seguía enfadado con su hyung y kihyun lo notó en cuanto entró en el salón. el rubio miró a su nuevo amigo y le hizo una señal para que se sentase a su lado, este se acercó lo más rápido que sus delgadas piernas le permitieron.

"¿cómo estás?" preguntó preocupado. minhyuk se limitó a sonreír. "no hace falta que finjas. sé lo que ha pasado."

"soy un imbécil." confesó apenado. "intentaste avisarme y yo no te hice caso."

el castaño miró con compasión a su amigo. "conozco a jooheon desde hace varios años, deberías haberme hecho caso cuando te dije que había cambiado..." minhyuk le sonrió con tristeza, cosa rara siendo él. "sigo pensando que no deberíamos haber venido, no después de lo del otro día." confesó preocupado intentando hablar lo más bajito que pudo.

"no digas tonterías, estoy bien." kihyun no parecía muy convencido. "lo digo enserio." contestó con pesadez.

"no te creo." le dio un rápido abrazo a minhyuk. "no nos conocemos de hace mucho, pero eres un libro abierto." minhyuk no le contestó, no hacía falta. "además, no se te puede dejar solo." comentó aguantando una carcajada.

"¿quieres morir?" preguntó indignado.

kihyun abrió los ojos de repente, parecía preocupado. minhyuk había alzado mucho la voz... todos sus compañeros le miraban. la profesora se acercó silenciosamente hacia la mesa sin apartar la vista de la partitura que repasaba. cuando tuvo delante a los chicos, clavó su escalofriante mirada en minhyuk.

"disculpe, pero no sé su nombre." dijo sin más, el rubio intentó decir su nombre pero empezó a hablar antes de que pudiera decir nada. "no, no, no. no hace falta que me diga como se llama, tampoco me interesa. y ahora si no le importa, cállese."

se alejó de la mesa de la misma manera en la que vino, sin emitir un solo sonido. kihyun se sentó recto en su silla incómodamente sin dejar de mirar a su nueva profesora. al cabo de unos minutos todo volvió a la normalidad, los alumnos tomaban apuntes mientras la profesora dictaba notas de una partitura sin importancia. minhyuk seguía avergonzado por la forma en la que le había regañado aquella mujer y tener a jooheon, que había entrado en el aula con su ya cotidiana aura de superioridad, mirándole no le hacía sentir mejor. suficiente tenía con verle todos los días por los pasillos que encima debía compartir clase... esperó un rato más para ver si dejaba de acosarle pero eso no sucedió, hasta que se hartó. le miró descaradamente con cara de pocos amigos.

"¿qué?" preguntó alzando la voz para que le escuchase, pero no lo suficiente como para llamar la atención de la profesora. no le contestó, solo siguió mirándole despreocupado, con su cabeza apoyada en su brazo y una sonrisilla burlona de oreja a oreja. "¿qué?" volvió a preguntar y esta vez si reaccionó.

"nada." contestó apartando la mirada de minhyuk, pero sin perder esa sonrisa.

el resto de la clase la dedicó a copiar arduamente las partituras y ha mirar mal al que una vez fue su joohoney. de vez en cuando le devolvía la mirada con esa sonrisa que veía a diario cuando era joven e iba a jugar a casa del mayor. tenía que admitir que tenía una sonrisa muy bonita, y unos ojos café que hipnotizaban. no entendía por qué actuaba así el mayor, como si la escena que protagonizaron en el comedor nunca hubiese pasado.

el menor necesitaba preguntarle algo a jooheon pero le asustaba que la profesora le pillase, así que decidió escribirle una notita. arrancó un pequeño trozo de papel de su libreta, escribió algo y se la pasó disimuladamente al mayor. pudo escuchar como jooheon se reía y le volvía a pasar la nota.

¿a qué juegas? eso lo escribió el menor, y justo debajo de su mensaje se podía leer, no sé de que me hablas ;)

por unos fugaces instantes olvidó todo lo que había pasado. por unos momentos jooheon volvía a ser el de siempre, aquel chico prepotente pero cariñoso que nunca reconocería estar enamorado de minhyuk, aún que no hacía falta. por unas milésimas el rubio recordó las tarde que pasaban juntos abrazados sin hacer nada, sin decir nada...