asalto

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algo se muere en el alma,

y quizás es que me estoy haciendo viejo, pero suelo pensar demasiado en tí.

pienso en eso que jamás te dije,
en que te quería.

en que te quería más que al viento, más que a la brisa que elevaba mis alas y rompía mis huesos.

pienso en las tres cuartas partes de mí que nunca fueron mías, sino tuyas;
en mis manos agrietadas y tus labios con cenizas de tanta maña.

maña(na) que no llega y el beso que no te espera.

tampoco fui capaz de decirte que quemé mis noches e hice añicos mis memorias,
que eliminé esos gritos de madrugada y las lágrimas desamparadas de animalillo.

en una de esas desperté y caminé sin rumbo fijo,
partí por otro camino y de pronto estabas ahí; pero nunca como antes.

vi al espectro, ese que eras y ya no y lloré sobre sus mejillas hasta que la noche avanzó tanto que se besó con el día y la luz lo inundó todo.

lo inundó todo y yo nunca aprendí a nadar (menuda pena).

son treinta las estrellas derramadas y puede que me esté haciendo viejo pero no dejo de pensar en tus pies pequeños y tus ojos almendrados, esos que siempre, al tocarme, enviaban corrientes de viento helado por mis tendones.

aunque en una de esas me equivoco.

aunque en una de esas el veneno no está en mis venas y es simplemente la migraña que nunca deja.

aunque en una de esas no estoy sola aunque lloro, y lloro y no te encuentro.

tendones rotos de tanta maña y el mañana que nunca llega.

aunque creo que una vez tocó a la puerta;

y en una de esas, yo ya había salido.

antología de confianzas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora