las voces que cantaban al mar se han apagado y me sigo preguntando si vosotros las escucháis.
sé que no, dejadme; que siempre soy yo la que miente,
nunca vosotrosy qué si al alma se la lleva el viento y vuestro dios ha muerto
los míos son viejos, más justos que vuestro jehová y venid a contarme lo de las plagas;
que de siete que os mandó, nací yo y se hizo con la octavatreinta y cuatro años perdidos y te lo juro, madre, que lo lamento. lamento arruinarte y que tus lágrimas ya ni saladas sean de lo mucho que las sueltas
aún así, espero que me améis, no suelo pedir demasiado. solo miradme, miradme, miradme
( o l v i d a d m e )
os lo peemitiré, no es la gran cosa. bebo, luego existo y lo demás se lo lleva el viento (que de ser, fui, aunque menudo escarmiento)
mi madre me llamó alexiel pero él le regaló un significado. me dijo que destrozaría a dios y válgame el mismo, que el cielo se toma por asalto y yo estoy armado
treinta y cuatro besos y sigo avanzando.
soy debris, lo que queda,
y mi dios es el viento y su brisa y el huracán que lleva por risa
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antología de confianzas rotas
Poetryellos cantaban sobre el mañana, pero el mañana jamás llegó