Año 2100. La humanidad ha avanzado increíblemente. En las calles ya nadie camina, todos se transportan por medio de elevadores dimensionales. En las instituciones educativas ya no se enseña Religión, ahora se enseña Teoría de la Fe.
«Han pasado ya diez años desde que la existencia del cielo ha sido probada científicamente. La doctora Clever, renombrada científica, explicó a sus colegas y al mundo entero en general:
»Las buenas acciones de la gente pueden ser medidas en un sistema de puntos, cuanto mayor es su cantidad, mayor es el derecho de una persona de alcanzar el verdadero cielo.
Existen ocho cielos:
Primer cielo: para entrar, son necesarios 100,000 puntos. Es un reino de felicidad eterna, donde no se siente dolor y no se envejece.
Segundo cielo: para entrar, son necesarios 500,000 puntos. Es un reino donde la gente adquiere todos los conocimientos que desee, donde todos son sabios.
Tercer cielo: para ingresar, son necesarios 1,000,000 puntos. Es un reino lleno de deliciosos banquetes, y mujeres y hombres hermosos.
Cuarto cielo: para entrar, son necesarios 5,000,000 puntos. En este reino nadie se burlará de ti, todos te entenderán.
Quinto cielo: para entrar, son necesarios 10,000,000 de puntos. Todos serán tus amigos, todos te conocerán y tú conocerás a todos.
Sexto cielo: para entrar, son necesarios 50,000,000 de puntos. En este reino, todos son jóvenes ambiciosos y con grandes sueños, que contarán con todos los medios para hacerlos realidad.
Séptimo cielo: para llegar aquí, son necesarios 100,000,000 de puntos. La gente aquí es cien veces más trabajadora que en el anterior cielo, y lograrán cien veces más de lo que lograrán aquellos en el séptimo cielo.
Octavo cielo: el último cielo, y el más deseable. Para ingresar, son necesarios 1,000,000,000,000 de puntos. Es un reino al que solo los verdaderos santos pueden llegar, un reino lleno de amor».
—Y, a pesar de todo lo dicho, ¡ella aun dio evidencias de que nadie ha sido capaz de llegar al cielo en cincuenta años!—exclamó Suelf.
—Incluso aunque sabemos que existe, de ninguna manera podremos llegar. Somos comunes y corrientes, y ni siquiera tenemos noción de cómo ganar puntos fácilmente—replicó Prez—Además, deberías renacer al menos cien veces para siquiera obtener la cantidad de puntos necesaria para alcanzar el primer cielo—añadió, depositando al mismo tiempo la probeta que estaba sosteniendo en su mano derecha sobre la mesa.
El laboratorio en el que se encontraban estaba atiborrado con especímenes, elementos de química y sillas en desuso. Por aquí y por allá se podían encontrar experimentos fallidos abandonados en el mismo lugar en el que habían sido depositados en un principio, y polvo acumulado en cada rincón. Solo se escuchaba el constante murmullo de las pócimas en ebullición, interrumpido por las voces de dos jóvenes, una acalorada y la otra denotando hastío.
—No creo en la reencarnación, tú lo sabes. La doctora Clever demostró no solo la existencia del cielo, sino que también presentó una teoría: no hay otro lugar donde las almas puedan ir luego de la muerte de su cuerpo físico. Eso significa que...si mueres...y no tienes suficientes puntos para llegar a cualquiera de los reinos...tu alma vagará por la tierra por el resto de la eternidad—Luego de esta última afirmación, Suelf tragó en seco con miedo.
—Mira, la doctora no solo causó un gran revuelo cuando justificó la presencia del cielo, sino cuando anunció que nadie en cincuenta años había sido capaz de alcanzarlo. Fue como si estuviera afirmando que nosotros, humanos comunes, no seríamos capaces de llegar allí y que ni siquiera tenemos el derecho de hacerlo—.
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Masquerade of ghosts(One-Shots)
ParanormalEn noches oscuras, cuando las respiraciones de miles de personas marcan un compás, los olvidados ahogan sus penas en una danza macabra...