Capítulo 15

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Entramos en uno de los bares de la ciudad de Glasgow, dejándonos guiar por la dirección que nos ha dado Elizabeth, la aliada bruja de la familia Spinnet. Kai Spinnet aparta a un par de borrachos que hay en la entrada, empujándolos hacia una mesa de billar, abriéndose paso al mismo tiempo, y continúa avanzando, buscando con la mirada al vampiro. El vampiro me hace una seña para que le hagamos en primer lugar una visita a la cocina de ese bar y yo le sigo sin rechistar.

Avanzamos en silencio, colándonos con gran facilidad en la cocina del bar, aparentemente solitaria, ya que no se percibe ningún tipo de sonido ni se localizan a empleados. Estamos a punto de darnos media vuelta cuando Kai le dedica una última mirada a una sala a parte.

-¿Qué?- pregunto.

-Huelo sangre.

Se pone rumbo hacia esa puerta que conduce hacia otra sala, y esta vez, aprieto el paso con el fin de desenmascarar ese misterio que se oculta en esa nueva estancia. El vampiro abre la puerta y la mantiene abierta con el fin de poner apreciar la habitación contigua en toda su esencia. Yo me atrevo a dar un paso hacia el frente para tener una mejor panorámica. Observo desde mi posición las paredes blancas salpicadas de sangre, el suelo cubierto de una espesa sustancia roja y las encimeras ocupadas por cadáveres prácticamente irreconocibles. En un cubo grisáceo lleno de agua que hay sobre la mesa se mecen al son de las leves ondas de la sustancia los corazones de las víctimas.

-Está descontrolado. Será mejor que demos con él cuanto antes. No podemos permitir que continúe matando de esta forma. Llamará la atención.

-Seguiré buscándole.

-Y yo intentaré solucionar este estropicio.

Abandono la cocina con rapidez, tanto como me lo permiten mis piernas, y una vez me encuentro nuevamente en la estancia contigua procedo a adherir mi espalda a la pared con el fin de recuperarme de tal terrible visión que se apodera de mi mente. No puedo creer que Elián esté perdiendo completamente el norte. Está cada vez más lejos de volver a casa. No sé qué se supone que debo decirle cuando le vea o cómo actuar. Lo único que quiero es abrazarle y decirle cuanto le quiero, y es eso precisamente lo que no puedo hacer. Va a ser duro, pero lo afrontaré. Van a surgir una infinidad de obstáculos por el camino, los cuales he de superar. No puedo rendirme. Darse por vencido nunca será una opción.

Alzo la vista y miro hacia el frente, observando como un par de hombres se apartan de la barra, dejando a la vista a un chico de cabello color azabache y enormes ojos verdes que bebe su copa de whisky de un solo trago, intentando ahogar en ella sus penas, o al menos apaciguar el dolor que inevitablemente le invade el pecho. En ese instante mis piernas deciden moverse por sí solas, sin recibir una orden por mi parte, poniéndome rumbo hacia la posición del vampiro. Camino lentamente hacia el chico, midiendo cada paso que doy, intentando pensar en qué decirle a medida que se reduce la distancia entre nosotros. Lo cierto es que tengo la mente en blanco. Estoy tan emocionada por volverle a ver que no soy capaz de pensar en otra cosa.

Tomo asiento a su vera y le miro.

-No ha sido fácil encontrarte.

-Eso es porque no quiero que me encuentren- dice y pide otra copa-. Pierdes el tiempo si has venido a hacer todo lo posible porque mi humanidad vuelva. No quiero ser salvado.

-No eres tú quién habla.

-¿Sabes quién tampoco habla? Los cocineros. Hace apenas unos minutos estaban suplicando por sus vidas y ahora están muertos. Y yo me siento genial, además de saciado.

Cierro los ojos con fuerza y centro mi atención en el estante de botellas alcohólicas que hay justo enfrente, adherido a la pared.

-¿Por qué anulaste tu humanidad?

Cazadores Nocturnos 5; Crónica Infernal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora